En tiempos de los romanos, se estableció una población próxima a las Burgas, unos manantiales termales que hay junto a las aguas del río Barbaña. Dos monarcas suevos, Teodomiro y Mirón, instalaron ahí su corte, lo cual sirvió para que la primitiva Orense adquiriese relevancia dentro de la comarca.
En el siglo XI llegaron a ella colonos cristianos, resueltos a compensar los estragos ocasionados por los invasores árabes.
En lo sucesivo, la vida de sus habitantes se desarrolló bajo el control eclesiástico. A partir del XIX, la estructura urbana fue profundamente reformada, pero aún queda un patrimonio monumental que sirve como testimonio del pasado de Orense.
En palabras de José María Castroviejo, «el Ourens del bon vino [la Orense del buen vino], en la loa del rey Alfonso X el Sabio, el dorado Orense ‒el Auria latino [Auriense, la ciudad del oro] lo acuna entre viejos sones célticos‒ nace entre los chorros de calor de las viejas Burgas, cuyas ninfas, que aún vuelan entre luz y sombra por las amanecidas del Miño, tienen bellas lápidas, hoy conservadas. Pero tras la protohistoria y las historias ‒grovios y leunos, celtas, soberbios romanos (…)‒, cabe, según todos los datos, a Orense el representar, sobre el estremecido culto pagano a las fuentes, los árboles y los dioses nostálgicos del ara sacrificadora, un papel relevante en la historia del cristianismo gallego y peninsular».
Qué ver en Orense
A buen seguro, los invasores normandos y sarracenos conocieron la vieja catedral, fundada en 572. Remodelado entre los siglos XII y XIII, este solemne edificio fue consagrado a San Martín de Tours y dispone de ingredientes arquitectónicos añadidos con posterioridad.
Otros puntos de interés son el templo de San Francisco, que data del siglo XIV, y el puente romano, llamado el Puente Viejo. Entre las iglesias más importantes, hallaremos las de Santa Eufemia, Santa María la Madre, Santo Domingo y la Santísima Trinidad. El Palacio Arzobispal alberga las salas de exhibición del Museo Arqueológico Provincial. Por lo demás, el simple callejeo permite descubrir lugares tan encantadores como la Plazuela del Hierro y el Eironciño dos Cabaleiros.
Fiestas
Los festejos patronales se celebran en junio, pero no son las únicas festividades de condición religiosa. Tal es la cualidad de fiestas como la de los Mayos, la de la Virgen de los Remedios y la de San Martín. Colorista y alegre, el Carnaval o Entroido orensano es otra cita festiva que nadie debiera perderse.
Qué comer en Orense
Vinos como el Ribeiro sirven de oportuno complemento a una gastronomía formidable, en la cual descuellan platos como la pierna de carnero a la orensana, la caldeirada, el pote gallego, las sardinas con cachelos, la empanada de anguilas, el pulpo cocinado a la manera local, la androlla, y con toda su humildad, las castañas, asadas en las brasas o preparadas en forma de marron glacé.
Excursiones desde Orense
Embalse de Prada.
Monasterio de Oseira.
Monte o Invernadeiro
Parque Natural de Baixa Limia-Serra do Xures.
Souto de Rozabales.
Visitas en los alrededores
Allariz.
Rivadavia.
Laza.
Celanova.
Verín.
Monumentos y museos
Catedral.
Templo de San Francisco.
Puente Romano.
Museo Arqueológico Provincial.
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Imagen superior: Wikimedia Commons.
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