Como sucede con otras ciudades gallegas, Lugo ocupa el lugar de un antiguo castro. En este caso, las discusiones en torno al topónimo lucense sirven para aclarar sus orígenes. Puede que aquí se honrase a una deidad céltica, Lugh, pero al margen de esta especulación, se sabe a ciencia cierta que los romanos llamaron a dicha población Lucus Augusti («el bosque sagrado de Augusto«), y que ciñeron sus límites con una muralla que aún pervive.
En tiempo de los suevos ‒mucho más importantes que los celtas en la historia de Galicia‒, la antigua Lugo sirvió como sede de la corte. Los árabes la destruyeron en el 714 y Alfonso I la tomó de nuevo bajo el pendón cristiano.
«El viajero que llega a Lugo por la carretera de La Coruña ‒escribe Álvaro Cunqueiro‒, aún hoy puede ver los restos del acueducto romano que traía abundante agua a la ciudad, rica en fuentes y en baños, en cuyos mosaicos despliegan sus luengas cabelleras y rizan sus barbas severos dioses fluviales. El la ribera del Miño, el lugués de hoy puede disfrutar de las termas sulfurosas donde los romanos curaron sus reúmas, hijas de su gula carnívora. En privilegiada situación geográfica, Lugo fue ‒y sigue siendo‒ centro de caminos, abiertos por esa extraordinaria potencia de peones camineros que fue Roma».
Qué ver en Lugo
Quien recorra sus murallas, construidas en el siglo II d.C., advertirá que aún disponen de sus antiguas puertas, orientadas de acuerdo con un antiquísimo sistema de comunicaciones. La catedral de Santa María, levantada entre 1129 y 1768, exhibe diversos estilos en su trazado y en su rica ornamentación interior.
También son de una asombrosa belleza la iglesia y monasterio de San Francisco, el viejo templo de Santo Domingo (hoy capilla de los Agustinos), la iglesia de Santa María Nova, el convento de las Angustias y el palacio Arzobispal. Entre los edificios neoclásicos, sobresale el Ayuntamiento. Dedicado a Rosalía de Castro, la poetisa más importante de las letras galaicas, el parque de Rosalía es otro lugar que ningún viajero ha de perderse.
Fiestas
En junio, los lucenses solemnizan el Corpus Christi, que culmina con un rito evocador: la ofrenda del Reino de Galicia al Santísimo Sacramento. Igualmente recomendables son las fiestas patronales, celebradas en octubre, bajo la advocación de San Froilán, y las romerías de San Lázaro, que tienen lugar en marzo.
Qué comer en Lugo
Desde las Rías Altas recibe Lugo materia prima para sus cocinas, cuya excelencia es ponderada por numerosos gastrónomos. El popular pulpo con cachelos es ejemplo de ello. De otra parte, el menú local se completa con platos igualmente atractivos y singulares: empanada, lamprea y carnes de caza, chuletón de Lugo, lacón con grelos, tripa con cachelos, langostas de Burela, salmones del Eo, anguilas del Lor y capones de Vilalba.
Excursiones desde Lugo
Rías Altas.
Reserva nacional de la Sierra de los Ancares.
Monumento subterráneo de Santa Eulalia de Bóveda.
Ría de Eo.
Souto da Retorta.
Visitas en los alrededores
Santa Eulalia
Mondoñedo.
Vilar de Donas.
O Cebreiro.
Monumentos y museos
Catedral de Santa María.
Plaza de Santo Domingo.
Palacio Arzobispal.
Museo Provincial.
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Imagen superior: Wikimedia Commons.
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