Por Burgos pasaron los árabes, que la destruyeron en su avance conquistador. Alfonso III de León recuperó el territorio para los cristianos, y el conde Diego Rodrigo de Porcelos fundó de nuevo esta población, allá por el 884. Debidamente guarnecida por caballeros e infantes, sirvió como capital del Condado de Castilla por deseo de Fernán González.
Su periodo de mayor crecimiento se debió al rey Alfonso VI, que ordenó construir la vieja catedral, reemplazada en 1221 por un nuevo y ambicioso templo. Pese a ejercer como un centro político, comercial, cortesano y guerrero, Burgos alcanzó la categoría de ciudad tardíamente, en tiempos de Felipe V.
Qué ver en Burgos
El esplendor burgalés tiene sobradas razones históricas. De ahí que no sorprendan la monumentalidad y el señorío de la ciudad, repleta de magníficos edificios. El más extraordinario de todos ellos, sin duda, es la Catedral gótica, erigida en el siglo XIII por el maestro Enrique y completada a lo largo de las dos centurias siguientes. También son dignos de admiración el Arco de Santa María y el Real Monasterio de las Huelgas, fundado por Alfonso VIII en 1187.
Otro monasterio de gran belleza es la Cartuja de Miraflores, realizada en el siglo XV. Iglesias como las de San Esteban, San Nicolás, San Lesmes, San Gil, Santa Gadea y San Lorenzo dan una idea de la magnificencia que caracteriza a los templos burgaleses. En el capítulo de la arquitectura civil, sobresale la Casa del Cordón, un palacio edificado entre 1482 y 1492.
Fiestas
Los lugareños celebran las fiestas patronales de San Lesmes cada 30 de enero. En el interior de las Huelgas, se ofician los ritos del Día del Curpillos, siguiente al Corpus Christi. Las fiestas mayores de los Santos Pedro y Pablo, muy animadas, tienen lugar el 29 de junio. Su secuela veraniega es la fiesta de los ajos, organizada el 25 de julio.
Qué comer en Burgos
La feria ganadera de San Martín, celebrada el 11 de noviembre, demuestra de qué modo influye la cría de vacas y cerdos en la economía de la región. Por consiguiente, no sorprende que las carnes sean para los burgaleses una referencia culinaria fundamental.
Si hacemos un inventario de platos típicos, tendremos que empezar por las alubias rojas (ibeas), el cordero asado, el bacalao a la burgalesa, el congrio a la arandina, la ensalada de cangrejos de río, la olla podrida, la sopa de doña Jimena, las lentejas a la burgalesa, las morcillas de Burgos y el picadillo de cerdo. Para consolidar estos sabores, nada mejor que un buen tinto de la Ribera del Duero.
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Monumentos y museos
Catedral.
Real Monasterio de las Huelgas.
Cartuja de Miraflores.
Museo de Burgos.
Iglesia de San Esteban.
Iglesia de San Nicolás.
Iglesia de Santa Gadea.
Iglesia de San Lorenzo.
Arco de Santa María.
Casa del Cordón.
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Imagen superior: Wikimedia Commons.
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