Acabo de ver Los 8 de Irak, el documental de Fátima Lianes que reconstruye lo que se ha definido como “la mayor tragedia en la historia del servicio secreto español”, esto es, la emboscada y muerte de siete agentes del CNI en el Irak de 2003. Mientras lo veía, he ido buscando información en paralelo. Y, en una entrevista a Mónica Prieto, enviada especial de El Mundo a conflictos internacionales entre 2000 y 2005, que conoció a Alberto Martínez González, jefe de inteligencia en Irak antes y después de la caída de Sadam Husein, uno de los siete asesinados, he encontrado este párrafo:
“El ser humano en condiciones extremas se comporta de manera extrema. El bien y el mal pasan a ser extremos. Por afán de venganza o por la impunidad, por el hecho de saber que nadie va a responder por crímenes, porque hay otros crímenes y nadie está respondiendo por esos crímenes. El ser humano se enajena en situaciones de conflicto. Pero, cuidado, que también te encuentras lo contrario. Eso es lo que te salva. Una de las cosas más importantes en el reporterismo bélico es que no te vuelves a casa con la sensación de desesperanza absoluta porque siempre hay alguien que te salva en la guerra. Siempre hay un personaje, un activista, un médico, un voluntario, un individuo que dices: por él confío en la raza humana. (…) Por mil malos te encuentras al bueno. Y, por lo general, el bueno entiende a los malos, convive con los malos y casi les justifica. Lo más duro de constatar es que se cometen los mismos crímenes que se cometían hace dos mil o tres mil años.”
Hay muchas frases a resaltar en cuatro horas de documental. Creo que, de todas, me quedo con una: cuenta el que entonces era director del CNI, Jorge Dezcallar, que el día de la emboscada era sábado; él paseaba por Madrid cuando le llama el jefe de operaciones en Irak; le comunica que ha recibido una llamada de uno de sus hombres; han sufrido una emboscada; le pide coordenadas, para acudir en su ayuda; antes de que se las pueda dar, empieza a oír una ametralladora; y se corta la comunicación; el Director del CNI sigue en las soleadas calles de Madrid, viendo a la gente, que prosigue con su vida normal, mientras ocho españoles están cayendo abatidos en una sórdida carretera en el desierto iraquí…
Sinopsis
A finales del año 2003 el Servicio Nacional de Inteligencia Español (CNI) vivía en Irak el momento más oscuro de su historia. El 29 de noviembre, ocho agentes son emboscados por sorpresa en Latifiya, víctimas de un violento tiroteo: Alberto Martínez, Carlos Baró, Alfonso Vega, Ignacio Zanón, José Merino, José Carlos Rodríguez Pérez, José Lucas Egea y José Manuel Sánchez Riera. Las noticias dicen que nadie ha sobrevivido.
Fueron destinados allí para proporcionar seguridad a las tropas españolas desplazadas tras la invasión, pero nadie podía prepararlos para lo que iba a ocurrir.
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