El invierno recluye. Por eso, se vuelve propicio a las lecturas de largo aliento. Alba reedita la serie de novelas que Émile Zola escribió tomando como eje a una familia imaginaria en la Francia de la segunda mitad del siglo XIX, los Rougon-Macquart.
A través de ella vemos a casi toda una sociedad que se transforma, de la provincia castiza a la capital cosmopolita, de la república al imperio, vista por un narrador que la explora como quien estudia una especie animal privilegiada.
Una generación más tarde, Roger Martin du Gard compuso «Los Thibault», crónica de dos familias francesas, una católica y la otra protestante, en la llamada Bella Época.
La confianza en el porvenir, los proyectos ambiciosos, caen destrozados por la guerra, que deja en pie a contados personajes. Encanto y terror se combinan en este libro paciente y sólido como una catedral hecha durante siglos.
Si el lector hincha sus pulmones puede recorrer «En busca del tiempo perdido» de Marcel Proust. Proust no es una aventura pasajera ni un noviazgo, sino un matrimonio indisoluble. Con Proust hay que convivir o si no, tomar prudente distancia. Es exigente y generoso como lo son los grandes amores. ¿Qué cuenta este libro único, inclasificable, señero? Muchas historias pero, en el caso, una de familia. El narrador pertenece a una casa burguesa, algo cursi, que sueña con ser invitada a las fiestas de la aristocracia, cuando ya no hay privilegios nobiliarios ni cortes ni señores con siervos. La invitación se produce y también las desilusiones que siguen al contacto con la realidad. Tanto es así que el narrador acaba renunciando a formar su propia familia, se retira de ambos mundos (el suyo y el prestado) y escribe un texto inigualable y exigente. Una lectura para este invierno y todos los que siguen.
No es casual que haya seleccionado tres sagas familiares. La familia es el lugar donde se forma nuestra subjetividad, donde nos hacemos quienes somos. A favor o en contra de ella, dentro o fuera de ella, pero nunca sin ella. Si la rehuimos, la inventamos en un lugar alternativo. Desde Adán y Eva, ¿hay alguna historia que los humanos nos hemos contado que no sea una historia familiar?
Imagen superior: Auguste Toulmouche.
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