Determinados lugares nos invitan a pensar que allí se detuvo el tiempo. Son la jurisdicción de una leyenda o de un determinado hecho histórico, y lo continuarán siendo, sin esperanza de que cambie el viento. Por atractivo que sea su proyecto de vida en común, ese sello histórico los convierte ‒guste o no‒ en un destino emblemático, peculiar, y por lo tanto, atractivo.
«Hay ciudades ‒escribe Álvaro Colomer‒ que no pueden desprenderse del pasado. La Historia las ha paralizado, no les permite avanzar, las retiene en las páginas ya arrancadas de algún calendario. Los turistas las visitan atraídos por el acontecimiento que les dio fama mundial ‒un bombardeo, una catástrofe, una leyenda, una aparición, un genocidio‒ y nadie se interesa por el resto de atractivos que presentan».
De esos enclaves nos habla Colomer en este magnífico libro de viajes, Guardianes de la memoria. Viaje por las cicatrices de la vieja Europa: Gernika, Chernóbil, Transilvania, Lourdes, Auschwitz. A lo largo de sus páginas, el autor relata la clave o el secreto tras esas ciudades que vienen a ser un arquetipo. Sin embargo, su perspectiva no es la del historiador que maneja antiguas fuentes. Colomer plantea un recorrido vivo, actual, y por eso esta crónica andariega se centra en los habitantes de cada uno de estos enclaves. Como veremos, estas poblaciones se ven obligadas a aceptar su destino simbólico, o en el peor de los casos, ese pecado original que luego se ha convertido en eslogan turístico.
¿Estigma o responsabilidad? Difícil saberlo. Por encima de cualquier otra definición o comparación posibles, los lugares que describe Colomer, a excepción de Lourdes, son la proyección de ciertas pesadillas. Allí se perpetúa el juicio de la historia, y la memoria corta el aire como un cuchillo.
Quizá estas ciudades son cuanto nos queda para recordar que las huellas del horror ‒pienso en Auschwitz, por ejemplo‒ pueden adquirir un matiz conmemorativo y didáctico. Ni que decir tiene que esto último entra en el ámbito del deber ser, y que más de un visitante nos puede sorprender ‒e incluso estremecer‒ con sonrisas y selfies que cierran el grifo de la sensibilidad y la inteligencia. Los bárbaros, ya se sabe, siempre se harán notar.
Sin duda, esta obra entusiasmará al lector aficionado a la literatura viajera, que encontrará en este libro cosas tan difíciles de hallar juntas como amenidad, excelente prosa y erudición.
Sinopsis
Europa es un continente que mira atrás, lleno de cicatrices, un territorio que aglutina más pasado que presente. Álvaro Colomer nos propone cinco itinerarios por ciudades europeas que no pueden desprenderse de ese pasado –Gernika, Chernóbil, Transilvania, Lourdes y Auschwitz–, y que constituyen una peculiar geografía de las emociones: la Historia las ha paralizado, no les permite avanzar; los turistas las visitan atraídos por el acontecimiento que les dio fama mundial –un bombardeo, una catástrofe, una leyenda, una aparición, un genocidio– y nadie se interesa por el resto de atractivos que presentan.
Nuestra mirada sobre aquellos lugares está condicionada y, consciente o inconscientemente, hacemos todo lo posible para que no se modifique. Los nacidos en esas «ciudades estigmatizadas» de la vieja Europa soportan la imposición de un estilo de vida que, en la mayoría de casos, satisface antes a los extranjeros que a los nativos; han demostrado una grandeza de espíritu fuera de lo común; han aceptado que el mundo necesita lugares a los que acudir para rememorar el pasado; en definitiva, son prueba del mundo de ayer.
Este libro está dedicado a todos ellos: sostienen el peso de la Historia, son nuestros «guardianes de la memoria», hombres y mujeres que cedieron su futuro para que nosotros tengamos un pasado. Antes de que los nazis bombardearan Gernika; antes de que el reactor IV del complejo nuclear de Chernóbil saltara por los aires; antes de que Bram Stoker transformara al héroe nacional de Rumanía en un vampiro; antes de que la Virgen se apareciera a una niña en Lourdes; antes de que un millón de personas fueran asesinadas en Auschwitz II-Birkenau; antes de que todo eso ocurriera, las ciudades y regiones aquí reseñadas tenían un futuro al que hoy sus habitantes han renunciado. Y lo han hecho para que nosotros tengamos un lugar al que ir cuando queramos recordar de dónde venimos.
Álvaro Colomer (Barcelona, 1973), escritor y periodista, es colaborador habitual de los diarios La Vanguardia y Ara, así como de revistas y suplementos culturales como Cultura/s o Tendencias. En 2007 ganó Internacional Award of Excelence in Journalism por un reportaje sobre Chernóbil publicado en La Vanguardia.
Es autor de las novelas La calle de los suicidios (Círculo de Lectores, 2000), Mimodrama de una ciudad muerta (Siruela, 2004), Los bosques de Upsala (Alfaguara, 2009), y Aunque caminen por el valle de la muerte (Literatura Random House, 2017). En no-ficción también ha publicado Se alquila una mujer (MR, 2002).
Ha participado en varias antologías de cuentos, y para el público juvenil es autor, junto a Antonio Lozano, de la trilogía juvenil Terror en la red, y de Ahora llega el silencio (Montena, 2019), ganadora del Premio Jaén de Literatura Juvenil.
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