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El verismo agresivo de Umberto Giordano

Como no hay tenor que deje pasar por alto (si sus medios se lo permiten y, a veces, sin esta posibilidad) el cantar Andrea Chénier, ni ninguna soprano-actriz, auténtica o pretendida, pierde por su parte la oportunidad de enfrentarse con Fedora, ambas partituras del compositor (parece ocioso recordarlo) Umberto Giordano, la popularidad de estas óperas ha mantenido el nombre de su autor en el candelero lírico, orillándose un tanto a dos pequeñas joyas de madurez (La cena delle beffe o Il Re), mientras la siempre eficacísima Madame Sans- Gêne, otra más sobre el incansable Sardou, consigue de tanto en tanto algún imprevisto y fugaz renacer, si se pone en manos de una soprano apropiada.

Pero quedaba una asignatura pendiente en el catálogo de Giordano: su primeriza Mala Vita, obra rabiosamente alineada al lado de las dos reinas indiscutibles de la estética del verismo, Cavalleria rusticana y Payasos, por sus intenciones, estructura y climas y por otras circunstancias también muy significativas: la ópera giordanesca fue estrenada por la pareja verista por antomasia (Gemma Bellincioni y Roberto Stagno) en la misma ciudad de Roma que vio el nacimiento de la escuela y precediendo en tres meses a aquella partitura de Leoncavallo.

Mala vita se basa en la obra de un escritor naturalista, Salvatore de Giacomo, tan célebre como Giovanni Verga (el de Cavalleria) y sitúa la acción entre prostitutas napolitanas, con el tísico Vito Amante (sic) que promete ante una imagen del Cristo Crucificado redimir a una de ellas, por medio del matrimonio, si consigue curar su tan romántica enfermedad.

Con esos prolegómenos, lo que viene detrás no tiene desperdicio, dando rienda suelta Giordano a su talento dramático, a su asimilación del lenguaje (de frases rudas y cortantes combinadas con ardorosas expansiones melódicas), en una acción que (lo pide el sistema) es breve y transcurre rápida, fluida y sin tiempos muertos, salvo el esperado intermedio, hasta -se supone y no puede fallar- el desalentado remate.

Es una obra donde, casi tan importante para los solistas son sus medios vocales en juego como el temperamento puesto en acción. Y todos los intérpretes reunidos para la ocasión (Teatro Giordano de Foggia, o sea, la localidad natal del músico) se toman las cosas en serio y acaban, francamente, convenciendo. En una palabra: interesantísima.

Disco recomendado: U. GIORDANO: Mala vita (Opera en tres actos) / Graziani, Simeoli, Di Gregorio. Orchestra Lirico Sinfonica della Capitanata. Dir: A. Cavallaro / BONGIOVANNI / Ref.: GB 2348-2 (1 CD) D2

Copyright © Fernando Fraga. Imágenes y notas informativas extraídas de diverdi.com. Este artículo se publica en Cualia por cortesía del autor y de Diverdi. Reservados todos los derechos.

Fernando Fraga

Es uno de los estudiosos de la ópera más destacados de nuestro país. Desde 1980 se dedica al mundo de la música como crítico y conferenciante.
Tres años después comenzó a colaborar en Radio Clásica de Radio Nacional de España. Sus críticas y artículos aparecen habitualmente en la revista "Scherzo".
Asimismo, es colaborador de otras publicaciones culturales, como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Crítica de Arte", "Ópera Actual", "Ritmo" y "Revista de Occidente". Junto a Blas Matamoro, ha escrito los libros "Vivir la ópera" (1994), "La ópera" (1995), "Morir para la ópera" (1996) y "Plácido Domingo: historia de una voz" (1996). Es autor de las monografías "Rossini" (1998), "Verdi" (2000), "Simplemente divas" (2014) y "Maria Callas. El adiós a la diva" (2017). En colaboración con Enrique Pérez Adrián escribió "Los mejores discos de ópera" (2001) y "Verdi y Wagner. Sus mejores grabaciones en DVD y CD" (2013).