La Gentileschi es una de las tres únicas pintoras mujeres con obra expuesta en el Museo del Prado. Las otras dos son Sofonisba Anguissola, mi idolatrada Sofonisba, y la flamenca Clara Peeters.
La Gentileschi, pintora de extraordinarias facultades, fue violada, a los diecinueve años, por Agostino Tassi, el maestro que le había puesto su padre Orazio, también pintor. Tassi prometió salvar su reputación casándose con ella, cosa que no podía hacer, al estar casado.
Orazio denunció el hecho ante el tribunal papal, iniciándose un cruento proceso, del que se conserva toda la documentación. Un proceso que impresiona por la crudeza con que Artemisia relata su terrible experiencia.
Aunque más escalofriantes son, si cabe, los métodos utilizados por el tribunal. Un tribunal propio de la época, un juicio que más parecía a la propia víctima que a su agresor. Una víctima que fue sometida no sólo a un humillante examen ginecológico sino que también fue torturada, para comprobar si decía la verdad…
El violador fue condenado a un año de prisión y al exilio de los Estados Pontificios. Y Artemisia, la sublime Artemisia, conjuró su infierno pintando una de sus más famosas obras, Judith decapitando a Holofernes (1613), que impresiona por la violencia y la crudeza de la escena.
Imágenes: autorretrato de Artemisia Lomi Gentileschi (Roma, 8 de julio de 1593 – Nápoles, hacia 1654). «Judit decapitando a Holofernes», de Artemisia Gentileschi. Museo de Capodimonte, Nápoles.
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