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Crítica: «Manhattan sin salida» (Brian Kirk, 2019)

La imaginativa traducción española del título original, 21 Bridges, nos da una visión aproximada del argumento de esta peliculita de policías y ladrones, quizá no destinada a pasar a los anales del género, pero sí de las que se agradecen por su buen ritmo y escasez de ornamentos.

Directa, rápida y no muy larga ‒sobre todo si la comparamos con la excesiva duración de los productos hollywoodienses de hoy‒, Manhattan sin salida tiene un punto ingenuo y ridículo que no molesta, y que de hecho, agrega una dosis extra de entretenimiento. Sus giros argumentales son tan predecibles que ni los guionistas (Adam Mervis y Matthew Michael Carnahan) ni el director (el primerizo Brian Kirk) se esfuerzan demasiado en ocultarlos, lo cual acaba potenciando la tensión que vive el espectador, que se huele el pescado antes que el propio protagonista.

La historia narra la historia de un policía de gatillo demasiado fácil (Chadwick Boseman), al mando de una ambiciosa «cacería humana» cuyo objetivo es detener a los asesinos de siete policías antes de que escapen de Manhattan. Para ello, las autoridades cortan los accesos de la isla durante las horas de madrugada. Al amanecer, no quedará otra que volver a abrir puentes y túneles. De este modo, el film cuenta con una herramienta que siempre funciona: la cuenta atrás. A este truco se le suman otros como el MacGuffin, o la narración paralela que nos pone de parte de los policías pero también de los ladrones, al menos de uno de ellos, jugando así al suspense a dos bandas.

Manhattan sin salida sucede en un Nueva York algo ficticio, que nos aleja de la ciudad gentrificada e impoluta del mundo real, y nos conduce a un lugar oscuro y amenazador, dominado por el crimen. Como en Joker, los autores dejan claro que echan de menos aquella Gran Manzana decadente y peligrosa los años 70. La premisa, de hecho, recuerda en cierto modo aquellos thrillers «de crisis» como Pelham 1, 2, 3 (Joseph Sargent, 1974), film imprescindible para entender una época tan fea como atractiva.

A medida que avanza el metraje, todo se va convirtiendo en una especie de «James Ellroy para novatos», que se disfruta mejor si no nos ponemos muy exquisitos y nos dejamos llevar por la ágil narración y por un reparto repleto de actores carismáticos.

Altamente recomendable para desintoxicarse de tantas películas comerciales tontorronas, disfrazadas de cine adulto y complejo. Manhattan sin salida va a al grano y cumple con creces su papel de mero entretenimiento.

Sinopsis

Andre Davis (Chadwick Boseman) es un policía de Nueva York que ve la oportunidad de redimir su pasado cuando ocho oficiales de la policía son asesinados durante un robo. Con ayuda de su compañera Frankie (Sienna Miller), inicia una brutal persecución con el fin de encontrar a los culpables y, por primera vez en la historia de Manhattan, la ciudad quedará blindada y en las próximas 24 horas nadie podrá entrar ni salir de la isla.

Pero Andre no cuenta con descubrir una conspiración que implica a la propia policía.

Conversación con el director Brian Kirk

P: Como Manhattan sin salida se lleva a cabo durante una noche, tuvieron que rodar todas las escenas por la noche. ¿Qué desafíos físicos y mentales tuvisteis que afrontar?

BK: Tu cuerpo se ve muy afectado tras ocho semanas de rodaje nocturno. La mayoría de la gente no ha pasado por eso antes, yo era uno de ellos. De hecho, me iba a mi departamento y oscurecía la habitación por completo para que no entrara ni un solo rayo de luz. Eso significaba que podía irme a casa, acostarme en cualquier momento, y nunca sabía qué hora era cuando me despertaba. Chadwick decía que la experiencia se filtró en la película de una manera muy interesante y auténtica. El agotamiento físico le permitió explorar lo que les sucede a los agentes de policía. La realidad es que un caso policial se presenta, particularmente en homicidios, y trabajan tres o cuatro días seguidos, en los que prácticamente no pueden dormir o simplemente tienen que dormir cuando pueden.

P: ¿A qué hora comenzabais y terminabais de rodar cada noche?

BK: Cuando oscurecía, probablemente a las 6 de la tarde, hasta que salía el sol, a eso de las 6 de la mañana. Rodábamos cinco días a la semana. En general, dormía hasta las dos de la tarde del sábado e iba a la sala de edición y trabajaba con el editor. Una de las maravillas de Nueva York es que puedes trabajar hasta la medianoche del sábado y después puedes ir a ver una película si quieres.

P: ¿Ibas al cine cuando tenías tiempo libre?

BK: Fui al cine todas las semanas. Mi editor, Tim Murrell, es un amigo muy cercano con el que he hecho múltiples proyectos, así que le hice venir desde Inglaterra. Editábamos los sábados y luego íbamos a ver una película a medianoche.

P: Cuéntame sobre los orígenes de Manhattan sin salida.

BK: Todo comenzó cuando Anthony y Joe Russo compraron el guion original y me lo trajeron. En primer lugar, tenía este concepto central de un hombre que provoca el cierre de Manhattan. A todos les entusiasmaba esa idea. Pensé que tenía una presencia muy vívida, dramática y gráfica con la que te podrías identificar de inmediato. A nivel personal, me interesaba mucho el aspecto de la persecución de la historia: una persona se propone matar a otra y luego descubre su lado humano. También estaba el hecho de que se desarrollaba en un escenario de corrupción, en un área gris donde muchas personas buenas hacen cosas malas. Hacen lo incorrecto por las razones correctas.

P: ¿Cómo de difícil es para las autoridades cerrar Manhattan?

BK: Cuando profundizas en ello, es relativamente simple. Hay cientos de puentes en la ciudad de Nueva York, pero solo necesitas cortar 21 para cerrar la isla. El hecho de que todo se haga al amparo de la oscuridad lo hace aún más factible. También crea un reloj encantador porque, obviamente, todo debe reabrirse cuando el mundo despierta.

P: ¿Hay otras películas de este género que viste para inspirarte?

BK: No de forma prescriptiva o diagnóstica. Definitivamente no. Hay muchas películas que guardé en mi conciencia, películas que me hicieron querer hacer películas. Recuerdo muy claramente cuando vi French Connection con mi padre cuando era niño en la televisión. Se me quedó grabada.

P: ¿Entonces pensaste, «Voy a incluir una persecución en coche»?

BK: (risas) En realidad hay un homenaje directo a French Connection ahí, pero tienes que encontrarlo por ti mismo. Además, yo trabajé con Michael Mann en Luck y ha ejercido una gran influencia en mi carrera, y él hizo Heat. También recuerdo haber visto El fugitivo en el cine. Me encantó su claridad, tiene una ligera tensión entre la justicia y la ley que hizo eco en mí. Son cosas que estaban en mi mente, pero no son cosas que buscaba expresar. Esta película tiene un elemento de reloj casi en tiempo real, que la diferencia de las otras películas que he mencionado. Eso inyectó un nivel de urgencia que necesitábamos honrar. Al mismo tiempo, también necesitábamos crear espacio para los personajes y las emociones. Creo que esa es una de las cosas que te permite apreciar el ritmo de la película. Por un lado, se mueve rápido como un tren, pero tiene momentos en los que tenemos escenas de diálogo de cinco minutos entre dos personas. Tiene mucho del ritmo de una película de acción, pero está impulsado por los personajes.

P: ¿Nos puedes hablar sobre Chadwick Boseman y cómo fue trabajar con él?

BK: Una pregunta recurrente en las conversaciones sobre hacer cine es ¿cómo se hace una película de más de 5 millones de dólares, que no sea una película enorme o una película de superhéroes de 250 millones de dólares? Tuvimos una increíble combinación de elementos. Lo primero, era la claridad y la fuerza del concepto original. El segundo, era el hecho de que teníamos como productores a dos de los cineastas más exitosos (Anthony y Joe Russo). Y el tercero era que teníamos una nueva estrella de cine.

Sabemos que es un gran actor, pero Black Panther lo elevó aún más. Es un icono internacional como estrella de cine, pero aún hay mucho por descubrir sobre él como actor. Queríamos aprovechar la oportunidad para darle a Chadwick su primer gran papel después de Black Panther. Una vez que lo tuvimos como actor y productor, nos acercamos a él con la historia y le dije, “Éste es el viaje de la historia, pero el viaje del personaje dentro de esa historia como yo lo veo puede ir por aquí, o por este otro camino. Me gustaría ir por la opción que te proporcione la mejor voz como actor y te brinde la oportunidad de explorar más sobre ti mismo”. Él tenía muchísimo para aportar.

También aprovechamos enormemente las experiencias que tuvo mientras investigaba para el papel tanto con la policía de Los Ángeles como con la de Nueva York.

P: Sienna Miller interpreta a una detective de narcóticos, y apenas se la puede reconocer, pero nos deja ver su calidad de estrella.

BK: Como vivo en Londres, he estado muy familiarizado con su trabajo durante mucho tiempo. Recuerdo haberla visto en En el límite del amor y pensar que era genial. Primero la conocí como actriz y no como famosa o icono de la moda, ni nada de eso. Fue una elección que Chadwick respaldó fuertemente cuando nos encontramos por primera vez. Pensé que cuando la presentáramos de una manera nada glamurosa, todavía tendría esa presencia de estrella de cine. Ella tiene la inteligencia y la honestidad para llevarnos donde quiera. Una cosa que la mayoría no sabe sobre Sienna es que es una gran atleta. Todos los actores de esta película son atletas, lo que significa que todas las escenas de riesgo normalmente las hacen ellos mismos. Stephan James interpretó a Jesse Owens y no sé si alguna persona del equipo lo hubiera vencido en las 100 yardas, y seguramente Sienna hubiera llegado en segundo lugar en esa carrera.

P: Es una combinación genial, Sienna y Chadwick.

BK: En una versión más clásica de este tipo de historia, habrían sido dos tipos en el coche, pero hay cierta frescura y un elemento de sorpresa con Sienna. Se ha producido un homicidio masivo, pero también se trata de drogas, por lo que tenemos una especie de matrimonio concertado entre Chadwick y Sienna. Dos personas que no se conocen y que tendrán que confiar plenamente el uno en el otro durante el transcurso de esta noche para poder superarla.

P: La tecnología juega un papel clave en la película, particularmente la forma en que la policía de Nueva York puede aprovechar las miles de cámaras de seguridad que hay por toda la ciudad. ¿cómo de real es eso en la película?

BK: Es completamente real. De hecho, fui al centro de control del sur de Manhattan. Hay cámaras por todas partes en Manhattan porque la ciudad tiene mucho dinero. La policía de Nueva York tiene acceso a todas las cámaras que son propiedad de las empresas. Cuando estuve allí, pregunté cuántas cámaras había, y no podían ponerse de acuerdo. Un tipo me dijo que hay 12.000 cámaras y alguien más dijo que hay 20.000. Es una cantidad impresionante. Es increíblemente difícil escapar.

P: ¿Hay 21 puentes que van a Manhattan o 21 puentes en el área de Nueva York?

BK: Hay cientos de puentes en Nueva York, pero para bloquear la isla de Manhattan son 21 los que debes cerrar.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).