Bien, hablar de esta película es hablar de la influencia que siguen ejerciendo en los nuevos directores los verdaderos clásicos del cine de terror, que no son las entrañables producciones de la Universal, sino las salvajes películas de los 70 y los primeros 80. Obviamente, esta película remite, y mucho, a Posesión infernal, La matanza de Texas y La cosa, sin olvidar otros clásicos menores como Deliverance o incluso Creepshow 2. Hasta aquí el apartado “Referencias obvias / Fíjate cuánto sé de cine de culto”.
¿Qué hay de novedoso en esta película? Pues obviamente no es su tratamiento del gore o del terror, torpe en los dos casos y no muy inspirado, a pesar de querer recuperar aquel estilo a base de sangre y desnudos gratuitos. Lo más llamativo de Cabin fever, y no demasiado explotado por los responsables hasta demasiado tarde, es la vuelta que se da a los topicazos sobre los paletos típicos que aparecen en este tipo de cintas.
Ejemplo: en una película clásica, si aparece un policía de pueblo se pueden esperar a una especie de nazi psicótico que no esconde su odio por los niñatos de ciudad que vienen a perturbar la paz de su amado municipio.
En este caso, y para sorpresa de los protagonistas, nos encontramos con un chaval amante de la juerga y poco preocupado por otra cosa que no sean las “tías” y las “birras”. Otro tanto pasa con el típico abuelo del badulaque, un supuesto racista que resulta ser un hip-hopero de corazón.
Lo que ha hecho que esta película haya sido bien recibida en festivales por todo el mundo reside, pues, en el humor surrealista o en el surrealismo a secas que aflora en diversos momentos de la película, y que la hermana en espíritu con el David Lynch de Twin Peaks, aunque lo mismo se trata de un espejismo psicológico producido por la banda sonora, que cuenta con algunos temas de Angelo Badalamenti.
Sin ser más que un divertimento inofensivo, Cabin fever puede resultar algo más para los cinéfilos recién hechos, y que comienzan a descubrir este tipo de filmografía. Los más curtidos sonreirán al descubrir diálogos o planos calcados de aquellos clásicos en los que perderse en el bosque era fácil, ser descuartizado era aún más fácil y las chicas eran facilísimas. Aparte de eso, lo mejor que puede hacer uno es apuntarse el nombre de Eli Roth, ya que este es uno de esos prometedores directores a los que, como se suele escribir, “habrá que seguir la pista”.
Sinopsis
Un grupo de universitarios deciden pasar unos días de asueto en una cabaña en mitad del bosque. Pero sus vacaciones se convertirán en pesadilla cuando se topan con un individuo enfermo y enloquecido por una contagiosa enfermedad al que matan. Cuando una de las chicas, Karen (Jordan Ladd) empieza a llenarse de llagas y toser sangre, la paranoia y la violencia se apodera de la cabaña y sus alrededores.
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