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Crítica: ‘Chabuca’ (2024), de Jorge Carmona. Un triunfo de la libertad

«Mientras la veía, sólo pensaba en lo que me hubiera encantado que el director español Eloy de la Iglesia siguiera vivo para poder invitarle a contemplar esta película»

Por favor, no os perdáis Chabuca. ¡Es un triunfo de la libertad!

Conociendo la pacatería de los medios limeños, fui a verla con la expectativa muy baja, pensando que una película tan mainstream apuntaría al público familiar y pasaría de puntillas (y aun con tacos) por cuestiones como la sexualidad del biografiado, el muy querido showman Ernesto Pimentel.

¡Y resulta que la película es total y absolutamente gay!

Casi no salgo de mi asombro: contiene más besos entre hombres que todas las películas peruanas juntas que yo haya visto antes. Y el hecho de que el primer agradecimiento de los créditos finales sea para el alcalde limeño Rafael López Aliaga supone casi un gag adicional: me imagino a este señor ultrarreaccionario sufriendo un colapso nervioso en el momento de sentarse a ver el largometraje entero. Menudo golazo le han metido por la escuadra. Gol al que no es ajeno, sospecho, el trío de guionistas (Mariana Silva, Christopher Vásquez e Ítalo Cordano).

Sí creo que el filme del director Jorge Carmona, quien se luce más en las secuencias de exteriores (sobre todo las pertenecientes al segmento de Arequipa), cojea en algunos frentes: coloca el centro de gravedad dramático ¡en un desmayo en un plató! Toda la estructura de Chabuca pivota sobre ese «momento trágico», muy pobre visualmente, y que no debería haber ido más allá del primer acto.

También se notan las limitaciones de presupuesto y un acento puesto antes en el melodrama que, por ejemplo, en el vínculo íntimo del biografiado con su yo transformista: ¡al fin y al cabo estamos hablando de un pionero del fenómeno drag queen, que con su alter ego La Chola Chabuca se hizo inmensamente popular hace casi 30 años desde la televisión para todos los públicos! Una pionera absoluta.

Y pese a todos sus lastres, ¡Chabuca está viva! Su retrato de la pobreza en los conos de Lima, de la movida gay y trans en los años 70-80, la chispa de los diálogos entre personajes callejeros (impagable la reyerta en la esquina de una vendedora ambulante), la sordidez de los encuentros homosexuales furtivos y la felicidad del amor encontrado aunque escondido…

Mientras la veía, sólo pensaba en lo que me hubiera encantado que el director español Eloy de la Iglesia siguiera vivo para poder invitarle a contemplar esta película, tan cercana a la materia narrada en sus filmes de esos tiempos. Pero además, tanto el niño Izan Alcázar como el adulto Sergio Armasgo realizan un trabajo superlativo en su retrato del personaje principal.

Alcázar nos trae al crío «diferente» y empero con toda la inocencia intacta, lleno de chispa y que opta por reír ante el mundo tan arduo y deprimente que le rodea.

Armasgo es tan camaleónico que da el pego de adolescente y de treintañero y hasta nos conmueve a cualquier edad simbólica. (Por cierto, por facciones y mirada podría protagonizar a la perfección otro biopic: el de Camilo Sesto).

Chabuca trae consigo, además, el amor y respeto genuinos por la cultura popular autóctona, desde el vedetismo a las procesiones, desde la tunantada al folclore andino.
En 2016, la productora Tondero estrenaba una película titulada Locos de amor, un musical con tres historias románticas. En una de ellas, una mujer madura entraba en crisis de pareja y decidía escaparse sola a ser ella misma, a vivir experiencias y recuperar la felicidad perdida, o tal vez la que nunca conoció. ¡A sentirse viva!

En la última secuencia, las tres parejas del filme volvían a estar unidas, la suya también y sin explicación previa. Simplemente, los guionistas consideraban que esa reunificación era necesaria: para que hubiera «final feliz», ella tenía que volver sí o sí con su marido…

Eran otros tiempos, reinaba la oscuridad del «sólo hay una manera de ser feliz, sólo hay una manera de integrarse, sólo hay una manera de lograr la aceptación».

Ahora, Tondero ha producido una película abiertamente gay, abiertamente tolerante, abiertamente humana, que les dice a todos sus espectadores que pueden ser lo que deseen, en soledad o en compañía. Pero sobre todo les dice que sólo hay una vida y que ellos son los protagonistas.

A fin de cuentas, que deben vivir como quieran.

Con respeto. Con tolerancia.

Y sin miedo.Copyright del artículo © Hernán Migoya. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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