Vicente Díaz
En los años 60, Marvel tuvo la buena idea de hacer que los superhéroes tuvieran que enfrentarse, además de a los villanos de costumbre, a la gente común. La Patrulla X o Estela Plateada veían cómo los humanos a los que protegían les rechazaban por miedo, o por ser distintos.
Desde entonces, prácticamente todos los superhéroes han tenido que vérselas con la ingratitud de las masas, ya sea por desconfianza, por envidia o incluso por motivos políticos. Y luego está el caso especial de Aquaman ‒creado para DC Comics por Paul Norris y Mort Weisinger en noviembre de 1941‒, que en muchos casos ha sido fuente de burlas y desdén.
En algún momento ‒ahora hablamos del mundo real‒, alguien decidió que Aquaman era más ridículo que el Hombre Araña o el Hombre Murciélago. ¿Por qué el Rey de Atlantis es más risible que un tipo vestido con pijama o un chalado con disfraz de Drácula? A saber.
Vale, Aquaman es, obviamente un sucedáneo del veteranísimo anfibio Namor (creación de Marvel incluso antes de ser Marvel), pero prácticamente todos los justicieros con o sin capa son copia de otro. Alguien hizo el chiste y nadie se atrevió a expresar otra opinión para no convertirse en parte del chiste, como siempre pasa.
Aquaman, al no ser popular, ha sido presentado a lo largo de los años de las más diversas maneras: un divertido amigo de los delfines, un amenazador rey submarino, un campechano barbudo, etc.
Con el reboot del Nuevo Universo DC, el omnipresente guionista Geoff Johns, apoyado por el más que efectivo dibujante Ivan Reis, aprovechó en 2011 esta actitud del público para convertirla en el principal problema del protagonista.
Dentro del cómic que nos ocupa, Aquaman también es considerado como un chiste por la gente. Nadie entiende muy bien cuáles son las características o los poderes del personaje (quien, por cierto, no es muy fan de este sobrenombre y prefiere que le llamen Arthur), ni existe ningún interés por saber quién es o qué puede hacer el escamoso héroe.
Los fallos de Aquaman ni siquiera son recibidos con enfado, sino con condescendencia y bromas (en la televisión no tardan de hacer un chiste fácil cuando Aquaman es rescatado en pleno desierto). Un bloguero le molesta con una “entrevista” mientras el pobre Arthur está comiendo fish and chips en un restaurante para preguntarle cosas como “¿Qué se siente al no ser el héroe favorito de nadie?”
En este cómic, el mestizo Arthur Curry/Aquaman ha renunciado al trono de Atlantis para vivir en un faro, cerca de los humanos y de su compañera Mera, quien no tiene tanta paciencia para aguantar esta actitud de los humanos. Como tantos otros “semidioses”, Arthur se enfrenta a esa sensación de no pertenecer a ninguno de los dos mundos de los que es parte, y soporta estoicamente la ignorancia del personal mientras intenta vivir una tranquila vida de superhéroe, si eso es posible.
La amenaza viene en forma de invasión costera de hambrientos humanoides del abismo, con lo cual no falta acción y algo de terror en un cómic agradable a la vista gracias al trabajo de Ivan Reis, y algo menos agradable en el último episodio de este volumen que recopila los seis primeros números de la nueva serie. El entintador Joe Prado toma el relevo de Reis, sin llegar a estar a la altura, lo cual es una pena porque la protagonista en esta ocasión es la bellísima Mera.
¿Puede resultar interesante Aquaman? Lo mejor de este cómic no es que nos intenten vender un Aquaman estupendo, sino que la historia gira alrededor de esa pregunta, lo cual, curiosamente, es más que interesante.
Sinopsis
Nos presentaron Green Lantern: Origen secreto y La noche más oscura. Ahora, el estelar equipo creativo formado por Geoff Johns e Ivan Reis se reúne para dar un enfoque moderno a uno de los personajes más poderosos del Nuevo Universo DC.
Lo único que es más poderoso que el mar… es el hombre que lo gobierna.
EDICIÓN ORIGINAL: Aquaman núms. 1 a 6 USA || FECHA PUBLICACIÓN EN ESPAÑA: Marzo de 2015 || GUIÓN: Geoff Johns || DIBUJO: Ivan Reis || FORMATO: Cartoné, 144 págs. A color.
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Guzmán Urrero
