En los años sesenta Norteamérica se volvió gozosa, escandalosa y felizmente loca. Tanto jipi, tanto fumisque y tanto despiporre compusieron una era de tolerancia que las Fuerzas Vivas bien se ocuparon en seguida de estigmatizar ejemplificando lo que digo: que en cuanto se avanza un paso, se retroceden luego dos.
No sólo los tebeos de Robert Crumb y compañía mostraron esa alienación tan alegre, lo hicieron en harto mayor medida los normales, que de repente se plagaron de festivos absurdos, de sorpresas sin límite, de extravagancia de esa que tanto nos ha marcado para bien o para mal.
Imagen superior: En los tebeos, Tomajauk (Tomahawk en la versión original) lidera una banda de ‘rangers’ durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Sus aventuras fueron publicadas por DC Comics. Creado por el científico y escritor Joe Samachson y el artista Edmond Good, debutó en ‘Star-Spangled Comics’ nº 69 (junio de 1947). Novaro publicó este cómic en nuestro idioma entre 1955 y 1980.
El Oeste fantástico
Pocos géneros como el western a los que les sienten tan bien unos gramos de locura. Eso que llaman weird western, espacio de pistoleros y marcianos, de dinosaurios y tramperos, me gusta más que comer fabada, que ya es decir.
Vean la muestra que hoy traigo bajo el brazo. Tomajauk, un héroe pionero en perpetua lucha contra indios y casacas rojas británicos al que desde los cincuenta ya le hacía tilín la cosa de la aventura demente, pasó a convertirse en abanderado del Oeste Fantástico, y de qué modo. Tribus de sioux submarinas, monos vestidos de Davy Crocket, gigantes, enanos, fantasmas y pterodáctilos: nada era suficiente.
Imagen superior: Aunque predominan los episodios «normales» tanto en la época en la que el héroe va con su ayudante Daniel como en la que acaudilla el grupo de guerrilleros, conforme se aproximan los años sesenta la fantasía se dispara hasta hacerse durante unos años (1966-1967, más o menos) elemento esencial y omnipresente. Para felicidad de los que amamos estas locuras, claro está.
La edición de Novaro
De Tomajauk encontrarán multitud de bellas imágenes en la red, yo les he traído algunas de la versión mejicana de Novaro de las que en la Piel de Toro se distribuyeron entre los cincuenta y los setenta. Cuando el ayudante del héroe se llamaba Daniel Tello, sus compañeros guerrilleros Yunque, Chimenea o Bala de Cañón, y los textos, resumidos del original, estaban salpicados de modismos charros. Imágenes de un poder de fascinación asombroso, inmune al paso del tiempo… ¿o será que yo estoy cada día más viejo y más pellejo…?
Copyright del artículo © Pedro Porcel. Tras publicarlo previamente en El Desván del Abuelito, lo edito ahora en este nuevo desván de la revista Cualia. Reservados todos los derechos.