Antes de que lo pregunten, debería decir que el de Barbara Ehrenreich es un libro científico. Rigurosamente científico. No esperen hallar en sus páginas el menor asomo de seudociencia. Merece la pena señalarlo, porque Ehrenreich es bióloga y doctora en inmunología celular.
No obstante, el asunto que aborda se presta a las malas interpretaciones y a los titulares simplistas. De ahí que, para empezar, les recomiende la lectura íntegra de esta obra, tan apasionante como llena de ramificaciones filosóficas.
Ehrenreich emprende un ataque en toda regla contra las obsesiones que nos impone el miedo a envejecer y el rechazo a la muerte. En este sentido, las pruebas médicas compulsivas ‒con la posibilidad de un sobrediagnóstico‒ o la mayoría de las modas antiedad se convierten aquí en un síntoma de nuestro temor a cumplir años.
El caso es que, en buena medida, esas prácticas carecen de efectos contrastables, pero nos consuelan con la engañosa experiencia de vencer a la parca: algo que, digan lo que digan los magnates de Silicon Valley, viene a ser imposible.
Causas naturales es un ensayo de una lucidez extraordinaria. A partir de un buen número de apuntes biológicos, nos demuestra que la salud y la longevidad son cuestiones de una infinita complejidad, y también repletas de contradicciones. De ahí que angustiarse con ellas de manera anticipada ‒sobre todo, cuando no estamos enfermos‒ conlleva bastantes más riesgos que ventajas.
Aunque la medicina preventiva tiene unos efectos saludables para la población, también llega un punto en el que ésta puede cruzar determinadas líneas. Ehrenreich se refiere a un buen número de pruebas superfluas o redundantes, convertidas en rutina por simple liturgia. Y esto tiene un peligro: las terapias innecesarias, sobre todo a determinadas edades.
Al abordar la práctica médica desde una perspectiva antropológica, la autora nos descubre otros enfoques inesperados y reveladores. Por decirlo sin adelantar más detalles, la cuestión es que una parte de lo que sucede en un hospital o un ambulatorio no necesariamente tiene que ver con la ciencia, sino con rituales que condicionan la toma de decisiones del profesional de la salud y del paciente.
Ehrenreich también explora otras vertientes de la industria antienvejecimiento. Por ejemplo, el control narcisista ‒y la consiguiente mortificación‒ que ejercemos sobre nuestro cuerpo en los gimnasios. O los mantras difundidos por la New Age, que identifican determinadas prácticas con el alivio de casi cualquier dolencia física, como si el ser humano fuera un pequeño dios, capaz de controlar el pasado y el futuro de su anatomía por medio del pensamiento positivo.
Por supuesto, no todo lo que dice Ehrenreich está libre de prejuicios, y en algunos tramos su facecta de polemista se impone. Sin embargo, el análisis está lleno de inteligencia, y nos invita a relativizar el culto al cuerpo ‒una moda con trasfondo político‒, disfrutando así de la vida de forma placentera, sin angustiarnos por su prolongación.
Sinopsis
¿Para qué sirve cuidarse si nuestros cuerpos no son de fiar?
Ehrenreich desmonta todas las manías que guían nuestros intentos por vivir una vida más larga y saludable, desde la importancia de las revisiones médicas preventivas hasta los conceptos de bienestar y mindfulness, desde las dietas de moda hasta la cultura del fitness.
Las células tienen la costumbre de envejecer o volverse cancerígenas, demostrando una y otra vez que nuestros cuerpos tienden a tomar sus propias decisiones, y no siempre las toman a nuestro favor.
Nos estamos matando para vivir más tiempo, pero no mejor. Con el caústico sentido del humor que la caracteriza, Ehrenreich nos ofrece una alternativa: vivir bien, incluso con alegría, aceptando nuestra propia mortalidad.
Barbara Ehrenreich es una ensayista y activista social estadounidense. Desde 1991 hasta 1997 ha sido columnista habitual en la revista Time y ha escrito para publicaciones como The New York Times, Mother Jones, The Atlantic Monthly, Z Magazine. Desde agosto de 2005 escribe para el periódico The Progressive.
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