Lily Bloom (Blake Lively) aparca junto a la casa paterna su Mercedes verde oliva acompañada de una música de piano entre melancólica y vitalista. Llega para asistir al funeral de su padre, antiguo alcalde de la localidad. Durante las exequias, Lily extrae de su bolsillo una nota con cinco aspectos reseñables sobre su padre… sólo cinco números a continuación de los cuales no hay nada escrito. Lily no tiene nada bueno que decir del hombre del ataúd.
La joven, que sueña con abrir una floristería, conoce en una azotea a Ryle (Justin Baldoni), neurocirujano triunfador y seductor, de esos de brillo en el colmillo a quien se le ven las costuras casi desde el primer instante, y que acaba propiciando -en una de esas secuencias irreales tan propias del cine comercial americano, entre bromas pretendidamente ingeniosas y trucos de primero de manipulación-, que a los tres minutos de conocerse parece que estuvieran destinados a comer perdices con extra de guarnición el resto de sus idílicas vidas.
El propio Justin Baldoni dirige este melodrama con una narrativa fluida y una técnica solvente, sin adentrarse en los laberintos del alma humana ni correr riesgo alguno, asomándose superficialmente al mundo del maltrato emocional y físico, de los traumas no curados, y de las patologías psicopáticas y narcisistas que tanto daño han causado en la historia de la humanidad. Conductas que abundan hoy día más que nunca, o que están más a la vista, gracias al escaparate de las redes sociales, y a la mala educación emocional que han transmitido el cine y los clichés culturales tradicionalmente asumidos.
Les adelanto a continuación el punto de partida de otra de las tramas. No es un spoiler (figura en el tráiler) y no les arruinará la experiencia de ver la película. Pero si quieren llegar a la sala sin ningún tipo de información, pueden posponer la lectura.
A medida que avanza en su relación con Ryle, Lily irá sufriendo ciertas conductas abusivas y perniciosas, que no son sino el reflejo de lo que vivió su madre, y que ella misma padeció sin fuerza ni medios para entenderlo y menos aún superarlo. Lily está repitiendo el patrón materno, la aceptación de que “así es el amor”, es lo que te ha tocado en la tómbola de la vida, disfruta de este “regalo”.
En su juventud, Lily conoció a Atlas (Brandon Sklenar), su primer amor, un muchacho de sentimientos nobles, pero algo perdido en el mundo, un alma cándida que no sabía cómo encajar en la dura maquinaria de la realidad social y de las relaciones humanas. Atlas un día siguió su camino buscándose a sí mismo, y desapareció.
Y es ahora cuando reaparece convertido en empresario, dirigiendo un restaurante, y encontrándose de nuevo con su querida novia del pasado, intuyendo, descubriendo, que Lily no es feliz, y que su relación con Ryle encierra un mar de fosas abisales.
La película es una adaptación de la novela de Colleen Hoover, y aunque es un producto bien presentado, adolece de verdadera profundidad. Y no es que tome a la ligera el siniestro problema del maltrato, pero sí desaprovecha la ocasión de hacer más comprensible al espectador la sofisticada maquinaria que oculta este tipo de trastornos, de cuales son las causas de la conducta de los maltratadores, de qué tipo de trampas tienden, y de por qué personas generosas, empáticas e inteligentes aceptan y justifican un trato inadmisible que es cualquier cosa menos una manifestación de amor.
Romper el círculo es repostería fina, pero no deja de ser un pastel dulzón con unas gotas de amargor, un producto de fabricación más industrial que artesanal, con demasiada nata sobre un bizcocho algo seco. Si la hubiesen rodado en un bucólico pueblo alemán con un elenco de actores televisivos y un tratamiento estético de postal, sería un telefilme que acabaríamos viendo un sábado por la tarde en Antena 3.
Se ve con más complacencia de la que requiere el tema, le falta aspereza, realismo, y esa disección sutil que se necesita para hacer visible lo invisible.
Finalmente se rompe el círculo vicioso, y eso deja en el espectador un sabor agradable, devolviéndole a la zona de confort, y ofreciéndole una visita a Disneylandia sin preguntarse verdaderamente quién hay bajo ese disfraz de simpático ratón que se hace fotos con los niños.
Sinopsis
Romper el círculo cuenta la cautivadora historia de Lily Bloom (Blake Lively), una mujer que se sobrepone a una infancia traumática para embarcarse en una nueva vida en Boston y perseguir su sueño de abrir su propio negocio. Un encuentro casual con el encantador neurocirujano Ryle Kincaid (Justin Baldoni) desata una intensa conexión entre ellos, pero al tiempo que ambos se enamoran profundamente, Lily comienza a ver en Ryle aspectos que le recuerdan la relación que tenían sus padres. Cuando el primer amor de Lily, Atlas Corrigan (Brandon Sklenar), repentinamente reaparece en su vida, su relación con Ryle da un vuelco, y Lily se da cuenta de que debe aprender a confiar en su propia fuerza para tomar una difícil elección para su futuro.
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