Repaso y despedida narrativa de Calvino, el personaje de Palomar (no casualmente, como apunta expresamente el autor, nombre de un observatorio astronómico, argentino como la hormiga calviniana) es el perfil de escasos trazados en tinta del narrador que suele hacerse cargo de sus historias: un mirón sereno y perplejo, consciente de su tenue herramienta racional, pero apasionado por su dimensión cósmica, un enamorado de la novedad cotidiana, un curioso en el doble sentido de la palabra, o sea: alguien que se fascina por la rareza y que no se detiene ante lo oculto.
Cuento y reflexión filosófica, pensamiento anecdótico, mínimo acontecer y mínima moralina, Palomar nos devuelve a una de las querencias fuertes de Calvino: la novela filosófica del siglo XVIII, una irónica consideración de este mundo que se quiere armonioso como la razón sueña que es, y que permanece disperso en sus incontables dimensiones de incógnita. Mundo solitario y astral, a la vez que poblado de gentes, animales grandes y pequeños, vegetales gigantescos o microscópicos.
Palomar recorre la naturaleza y, a distancia, observa a su vecindario, y al filial de su parábola (la textual) advierte que ha ido, inopinadamente, aprendiendo a morir, a ese no ser sin posibilidades que sigue a la muerte y que es el armonioso equivalente del no ser prenatal, el haz complejo de nuestras virtualidades, o sea nuestras virtudes y sus hermanos, nuestros vicios.
Sinopsis
Esta sabia y conmovedora novela de Italo Calvino encierra en su brevedad y aparente sencillez una hondura sutil que solamente los grandes maestros son capaces de transmitir. Del mismo modo que el observatorio que lleva su nombre, el señor Palomar mira y analiza el mundo. El señor Palomar observa y piensa, entre la aparente no actividad y la enorme actividad interior, que se traduce en evolución del pensamiento acerca del mundo.
Las experiencias de Palomar consisten en concentrarse en pequeños objetos y fenómenos a través de cuyo minucioso análisis encontrará una relación entre el objeto y el universo, o entre el yo y el universo, porque éste se refleja, se verifica y se multiplica en todo lo que nos rodea.
Todo es lo mismo y todo forma parte de lo mismo. El mar, el cielo, las estrellas, un prado, un pequeño queso en la estantería de un supermercado, el mármol ensangrentado de una carnicería encierran en ellos mismos todas las preguntas sobre la existencia.
El itinerario de Palomar hacia la sabiduría recrea una historia en la que la anónima vida del protagonista se eleva como ejemplo del vertiginoso viaje interior que muy pocos osan realizar.
Copyright del texto © Blas Matamoro. Este artículo fue editado originalmente en Cuadernos Hispanoamericanos. El texto aparece publicado en Cualia con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.
Copyright de imágenes y sinopsis © Siruela. Reservados todos los derechos.