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Crítica: «Suburbicon» (George Clooney, 2017)

Hay un lugar en Internet llamado Rotten Tomatoes donde se reúnen las críticas de la prensa especializada (estadounidense, en su mayoría) y de los usuarios para calcular un “consenso”, una puntuación final. Para muchos, esta puntuación es Ley indiscutible, y conviene callarse la opinión sobre una película hasta no haber consultado cuál es el “consenso”, para no ir contra la corriente.

El caso es que, según Rotten Tomatoes, Suburbicon es una de las peores películas del año, e incluso de la Historia de la Humanidad. Supongo que es cierto, porque lo dice Rotten Tomatoes, pero a este sedicioso que aquí escribe le ha parecido que se trata de una comedia negra de lo más entretenido.

George Clooney le sería sencillo acomodarse ejerciendo de galán en comedias románticas, anunciando cafeteras y disfrutando de la buena vida a las orillas del lago Como, pero su espíritu inquieto le lleva a involucrarse en el activismo político y a ponerse tras la cámara dirigiendo, con no poca eficacia, películas como Suburbicon, un film escrito por él mismo junto a Grant Heslov y sus viejos amigos, los hermanos Coen.

Precisamente el saborcillo de las primeras películas de los Coen es lo más agradable de Suburbicon, pariente menor de cintas como Sangre fácil (1984) u Ola de crímenes, ola de risas (1985), película dirigida por un caricaturesco y desatado Sam Raimi que habría sido, quizá, mejor opción que George Clooney.

A ratos, parece que Clooney teme caer en la extravagancia total. Posiblemente, ello se deba al tema del racismo que se trata durante toda la película, en una subtrama aparentemente secundaria, pero sobre la que se sustenta el guión. Este nos cuenta una de esas historias sobre la oscuridad latente en la paradisíaca utopía de los suburbios estadounidenses creados a partir de los años 50, algo que ya se ha explorado de forma dispar en películas como Terciopelo azul (David Lynch, 1986), Las esposas de Stepford (Bryan Forbes, 1975), Polyester (John Waters, 1971) o Poltergeist (Tobe Hooper / Steven Spielberg, 1982).

Clooney elige a su amiguete Matt Damon en un papel protagonista de hombre perfectamente blanco y respetable que, en realidad, es un monstruo, mientras que sus vecinos afroamericanos, que no hacen daño a nadie ni dicen «esta boca es mía”, son acosados y agredidos por el vecindario para que se vayan de la idílica urbanización.

Hay que decir que Matt Damon y Julianne Moore (en un doble papel), son los protagonistas, pero Suburbicon está narrada desde el punto de vista de un niño (Noah Jupe) que asiste a la espantosa trasformación de su padre, como aquel chaval de Los invasores de Marte (William Cameron Menzies, 1953).

Se ha hablando mucho del desequilibro entre el comentario sobre la hipocresía racista y la comedia negra tontorrona en este film. Sin embargo, no hay más que observar la realidad del mundo actual para comprobar que la sociedad está más cerca de la caricatura que de la sobriedad, incluso en los temas más serios y trágicos.

Sinopsis

Verano de 1959. La familia Lodge se muda a Suburbicon, una comunidad residencial pacífica e idílica con viviendas asequibles y céspedes impecables… el lugar perfecto para criar una familia. Pero la aparente tranquilidad esconde una realidad perturbadora. El cabeza de familia de los Lodge, Gardner (Matt Damon) se sumergirá en el lado oscuro del pueblo, lleno de traición, engaños y violencia. Este es un cuento de gente imperfecta que toma muy malas decisiones.

Suburbicon se rodó en el sur de California en localizaciones del condado de Los Ángeles y de Orange County, y llegará a los cines de la mano de Paramount Pictures el 27 de octubre de 2017 en Estados Unidos.

Problemas en el paraíso

En la década posterior a la Segunda Guerra Mundial, la emergente clase media estadounidense empezó a mudarse a las afueras, donde se construían viviendas unifamiliares con jardín a precios asequibles. Para muchos fue como un sueño hecho realidad: por fin podrían tener una vivienda en propiedad.

«Estados Unidos aprobó una ley llamada del GI Bill concebida para ayudar a los soldados que habían combatido en la Segunda Guerra Mundial a acceder a financiación para realizar estudios y conseguir préstamos para adquirir viviendas o montar empresas. Así, muchas parejas pudieron comprarse una casa con jardín. Podían acceder a un buen trabajo, vivir en un buen barrio y empezar una familia… siempre que fueran blancos», comenta Clooney. «Lo interesante es mirar más allá del halo de perfección que suele asociarse a esa época para ver lo chungas que se ponían las cosas».

«George y yo estábamos escribiendo un guion sobre lo que pasó en Levittown, Pennsylvania», comenta Grant Heslov. «Mientras nos documentábamos sobre el tema, George dio con un documental de 1957 titulado Crisis in Levittown. Es una historia real sobre lo que pasó cuando William y Daisy Meyers fueron la primera familia afroamericana en mudarse a Levittown».

«El primer día que la Sra Meyers le abrió la puerta al cartero, él pensó que ella era la asistenta y preguntó si la Sra Meyers estaba en casa», recuerda Clooney. «Cuando le explicó que ella era la Sra Meyers, el cartero fue puerta por puerta preguntando a los vecinos si conocían a los recién llegados. Para cuando cayó la noche se habían congregado unas 500 personas en el jardín gritando consignas racistas, ondeando banderas confederadas y quemando un cruz en el césped de al lado».

Mientras trasteaban con la idea de Levittown, Clooney recordó que los hermanos Coen le habían mandado un guion allá por 1999 titulado Suburbicon. «Era mitad comedia mitad thriller, del estilo de Fargo y Quemar después de leer: personajes amargados que toman decisiones nefastas. Queríamos que nuestra película fuera menos divertida y mucho más furiosa. El clima actual pide a gritos una película llena de rabia». «Entonces a George se le ocurrió coger el guion de Suburbicon y ambientarlo en Levittown durante esa semana en la que los Meyers llegaron al barrio», explica Heslov.

«Hay algo en la conciencia nacional de este país que nos hace pensar que durante aquella época todo era perfecto», comenta Matt Damon, que interpreta a Gardner Lodge, un padre de familia del barrio. «Queremos pensar que entonces todo el mundo era más feliz. Pero el ser humano siempre ha sido igual, por mucha felicidad que se viera, también pasaban cosas muy oscuras». De puertas para fuera, Gardner Lodge parece un padre y esposo modélico, pero se mete en un lío con los delincuentes de Suburbicon y el asunto se le queda muy grande. «Los espectadores empiezan la película con algunas ideas preconcebidas sobre mi personaje», comenta Damon. «Pero según va avanzando la trama, Gardner intenta coger el toro por los cuernos y encadena un fracaso tras otro».

«Matt es un gran profesional que se mueve como pez en el agua en cualquier registro», dice Clooney, halagando a su protagonista. «Pero lo que más le divierte es interpretar a un pobre hombre como este». Damon buscó fotos de la época para adaptar su aspecto físico a las convenciones de la época. «Engordé un par de kilos», confiesa. «En la década de 1950 los hombres no iban al gimnasio como ahora. Antes o eran unos tirillas o estaban un poco fofos. Mi abuelo era más bien fuertote y quería que mi personaje fuera como él, así que tuve que coger un poco de peso. Es un detalle mínimo, pero creo que le da más realismo al personaje y ambienta mejor la película».

«Matt acababa de rodar una película de la saga de Jason Bourne y me preocupaba que llegara con pinta de pasarse el día machacándose en el gimnasio», admite Clooney. «Afortunadamente también había trabajado en Una vida a lo grande (Downsizing) de Alexander Payne, con lo que había cogido algo de peso. Tenía un cuerpo más de padre».

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).