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The Runaways (1975-1979). Chicas malas

Cuanto más escucho determinadas canciones, más me pregunto por qué conservan su magia al cabo de los años. Y a pesar de que uno intenta evitar los clichés, hay películas que contribuyen a perpetuar ese efecto.

Ver The Runaways, dirigida en 2010 por Floria Sigismondi, nos devuelve el ímpetu del single «Cherry Bomb» (1976) como si no hubieran pasado tantos años desde que lo lanzaron Cherrie Currie, Joan Jett y el resto de las Runaways.

En esta película, Sigismondi observó tras la cámara la evolución de ese grupo de adolescentes que, a mediados de los setenta, emprendió una dieta musical de punk y hard rock, lanzando álbumes como The Runaways (1976), Queens of Noise (1977) o Waitin’ for the Night (1977). Chicas que triunfaron bajo la luz de los reflectores, mientras su inocencia se escurría poco a poco por la cuneta.

El precio de la fama es un asunto que se presta al tópico, pero la manera que tuvo Sigismondi de profundizar en este melodrama realza dos formidables interpretaciones: la de Dakota Fanning en el papel de Currie y la de Michael Shannon como su mánager Kim Fowley. De la presencia de Kristen Stewart encarnando a la guitarrista Joan Jett se alegraron los seguidores de la actriz, empeñada en salir de ese pozo que es el encasillamiento.

Sigismondi también hacía patente una reflexión sobre los valores del rock tras la crisis del 73: exhibicionismo glam, química para borrar el dolor de la vida, energía como para deslumbrar a un auditorio, camisetas pintadas con aerógrafo, poca subversión política y líderes carismáticos que se fotografíaban sobre una alfombra de piel de oso.

Según él mismo contó, el proyecto de rodar The Runaways se le ocurrió al productor John Linson durante una fiesta. En aquella reunión les dio por hablar de roqueros supervivientes, y el resto se lo pueden imaginar.

¿Cuántas estrellas se adaptan para resistir la misma histeria que provocan? Esto es, más o menos, lo que Robert Greenfield, cronista oficial de los Rolling, cita como un salmo del mundo del espectáculo: ¿cómo te las arreglas para conservar la cabeza? Linson, que gracias a su padre – otro productor, Art Linson– sabe muy bien dónde está el dinero de Hollywood, también sabe que un promotor puede quedarse con el alma de cualquier joven aspirante a cambio de incluir sus hits en las listas de ventas por medio de su artillería comercial.

Imagen superior: Dakota Fanning y Kristen Stewart en «The Runaways» (2010).

En la fiesta, Linson mencionó varios ejemplos de ilusiones traicionadas.Y fue entonces cuando salió a relucir el nombre de Cherie Currie. Ver a una adolescente tan joven y tan segura de sí misma triunfar al frente de The Runaways era algo bastante singular. Sus éxitos como vocalista fueron limitados –»Cherry Bomb» y «American Nights» en el 76, «Take it or Leave it» en el 77…–, pero Cherrie demostró su dureza en los escenarios, tuvo admiradores que le encendían los cigarrillos y supo impresionar a los roqueros veteranos. Y no por eso dejó de buscar esa fórmula magistral que definió Nik Cohn: consigue algo que haga temblar a los adultos e inmediatamente tendrás en las manos un éxito garantizado entre los quinceañeros.

Tiempo después, Currie decidió explicar por qué a veces salía exhausta del camerino, cuando una gira llegaba a su fin. En sus memorias, Neon Angel (1989), cuenta cómo ingresó en aquella formación femenina cuya media de edad era de dieciséis años. Su relato es una montaña rusa que culmina en tres álbumes legendarios después de haber descendido a un abismo en el que se entremezclan la droga, el sexo casual, los abusos, un revuelo de maletas y nada bueno para beber, siempre bajo la turbia y vanidosa mirada de Kim Fowley.

En aquellos años, el rock –vuelvo a citar a Greenfield– fue un mundo en el que era muy sencillo perder la razón y la vida. Por eso Linson, al charlar sobre Currie, no se podía quitar de la cabeza una de las frases preferidas de la cantante: «Sólo sobrevives si te tomas en serio el compromiso de cambiar». Esto es lo que esperamos ver reconocido en un biopic musical, y por eso decidió comprar los derechos de Neon Angel.

Por fortuna para el público, The Runaways originó vibraciones algo más inquietantes que otras biografías codificadas por el cine. La historia de Cherrie y de Jett sobrepasa el ajuste de cuentas con el pasado, y a pesar de su predecible desarrollo, explica por qué el rock, con su explosión de vitalidad, alimentó de fantasía a ese puñado de jovencitas rebeldes.

Imagen superior: The Runaways, en la fotografía de portada del álbum «Live in Japan». De izquierda a derecha, Cherie Currie, Joan Jett, Sandy West, Lita Ford y Jackie Fox.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Esta es una versión ampliada de un artículo que escribí en el diario ABC. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.