De nuevo aparece Camba en los escaparates de las librerías, lo que siempre es un signo de buen gusto editorial. Le toca ahora el turno a Sobre casi todo. Descubrí este libro encantador en una edición de Austral, impresa a mediados de los cincuenta. Flamantemente reeditado por Renacimiento, con un magnífico prólogo de Juan Bonilla, Sobre casi todo regresa ahora para cautivar a una nueva generación de lectores.
Con un estilo rico, singular, muy colorido, y en un tono más confidencial que oratorio, Camba mezcla en sus artículos una receta imbatible, hecha de sentido común, una pizca de melancolía y un humor sano y cordial.
A lo largo de las páginas Sobre casi todo nos cuenta, en piezas separadas, anécdotas propias, curiosidades, reflexiones que toma de la vida y que tamiza con su encanto de observador descreído.
Como bien saben sus lectores, Julio Camba es un articulista fecundo y burlón. Esa viene a ser su etiqueta: la del flâneur a quien no le importa disfrutar de un cucurucho de altramuces. Pero hay algo más. Sus comentarios pasarían con brillo por cualquier aduana periodística, y lejos de perder actualidad, conservan su precisión y su vigencia sin esfuerzo alguno por nuestra parte, como si su contexto no tuviese una fecha.
Qué cuenta y cómo lo cuenta –de esa forma tan ligera e impredecible– es lo único que importa.
Según estadísticas que me parecen fiables, Camba es uno de los periodistas más admirados por sus compañeros de profesión (Me refiero, claro, a esa generación de plumillas que aún lee a sus maestros y predecesores).
Lo cierto es que Don Julio no se dejó llevar por ambiciones narrativas ni necesitó las libertades de la ficción para convertir sus artículos en literatura. Tenía tan buena puntería a la hora de encontrar temas que, observado desde su punto de vista, el mundo parece suspendido en el tiempo, con una luminosidad permanente.
Si la vida es el arte del encuentro será por algo ¿no creen? Reivindicando su legítimo derecho a buscarle las vueltas a casi todo, Camba da por buena la anterior afirmación y revisa materiales de lo más heterogéneo. De hecho, creo que será difícil que en otro libro encuentren, descritos por la misma pluma, asuntos tan amenos y llamativos como la antropofagia, la teoría psicoanalítica, el uso del frac, los nuevos ricos, las pompas fúnebres o el fin del mundo. Y mucho más, claro…
Se me agotó el espacio, pero si quieren saber más y contagiarse del espíritu cambiano, no tienen más que adentrarse en las páginas de este magnífico libro. Lo pasarán en grande, eso está garantizado.
Sinopsis
«Camba es un moderno de veras. Contemplada en su conjunto, su obra está hecha de fragmentos, de trozos de espejo, de pecios, de apuntes de diario o apuntes del natural, de pequeños cuentos que parecen capítulos desgajados de un texto mayor e invisible. Su herramienta principal –la ironía– le sirve para ofrecernos una imagen paradójica del mundo moderno, en el que no se siente ni a gusto ni a sino más bien encogido de hombros, aunque de vez en cuando se pone estupendo, es decir, categórico, y escribe cosas como «Toda la civilización no es más que una lucha desesperada del hombre para no tener que trabajar». (Del prólogo de Juan Bonilla)
Julio Camba Andreu (Vilanova de Arousa, 1884-Madrid, 1962) fue durante la segunda y tercera década del siglo XX uno de los más singulares corresponsales extranjeros que haya tenido nunca la prensa española. Su maestría no ha dejado de ser elogiada por escritores tan distintos y variados como Miguel Delibes, Francisco Umbral, Cándido, Manuel Vicent o Antonio Muñoz Molina.
A los dieciséis años se escapó de casa y llegó hasta Buenos Aires. Allí se introdujo en los círculos anarquistas y redactó incendiarias proclamas y panfletos. Al final fue deportado del país junto con otros anarquistas. De regreso a España empezó a colaborar en la prensa local gallega y en publicaciones revolucionarias del Madrid de comienzos de siglo, y su prosa no tardó en ocupar las columnas de los más importantes periódicos (El País, España Nueva, La Correspondencia de España, El Mundo, La Tribuna, ABC, El Sol, Ahora).
De sus quince libros publicados, siete son crónicas de viaje para diversos periódicos: Playas, ciudades y montañas (Galicia, París y Suiza), Londres, Alemania (los tres de 1916), Un año en el otro mundo (1917) (Nueva York), La rana viajera (1920) (España), Aventuras de una peseta (1923) (Alemania, Londres, Italia y Portugal) y La ciudad automática (1932) (Nueva York de nuevo).
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