Mercadante y su amigo Cavallini

El siglo XVIII, con Mozart a la cabeza, consagró el clarinete como instrumento solista, capaz de todos los virtuosismos del caso y acreedor del interés de los grandes compositores.

Así es como el siglo romántico conoce una continuidad en la vida del clarinete, y hasta registra el torneo de dos estrellas italianas que recorren Europa entusiasmando a los públicos amigos de los fenómenos canoros, los bailarines acrobáticos y los violinistas endemoniados. Se trata de Romeo Orsi, que escribía sus propias piezas de lucimiento, y de Ernesto Cavallini, quien se valió de trabajos suscritos por la excelencia de los buenos redactores contemporáneos.

Tal es el caso de Saverio Mercadante y lo será de músicos de ópera como Donizetti y Verdi, que pensaron en Cavallini, solista en la Scala de Milán, al tratar al clarinete en sus trabajos.

Cavallini viajó a Rusia, país que supo recibir con regularidad a grandes maestros italianos. En sus archivos, el brillante y estudioso Dieter Klöcker halló algunas joyas de Mercadante, allá por los años setenta del siglo pasado, y ahora las propone al aficionado. La deliciosa maestría mercadantiana se une a una minuciosa exploración de las posibilidades del clarinete, sea como voz que evoca el despliegue de una diva operística, sea cuando llega la traca final y hay que mostrar rapidez, saltos, trinos y cadencias. Un peculiar elogio merece la compleja trama de voces protagónicas que se oye en el tercer concertante, en particular cuando los dos clarinetes cantan juntos, se replican y distinguen sus timbres para evitar monotonía de color.

Disco recomendado: Saverio Mercadante (1795-1870): Conciertos para clarinete y orquesta op.101 & op. 76; Concertino para clarinete y orquesta en do menor (o.p.); Concertante nº 3 en mi mayor (o.p.) / Dieter Klöcker, clarinete. Orquesta de Cámara de Praga / Orfeo / Ref.: C114041A (1 CD)

Imagen superior: Pixabay.

Copyright del artículo © Blas Matamoro. Este artículo se publica en Cualia por cortesía del autor y de Diverdi. Reservados todos los derechos.