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«Los años desnudos» (2008): Gracias caídas en desgracia

Por fin encontré el hueco para ver Los años desnudos, de Félix Sabroso y Dunia Ayaso.

La película, más que una radiografía de los años del destape en España, es un dramón feminista como el 80 % del cine español. Es un cine, el español, que veo poco, por complejo (mío), y por eso me sorprende: basa su baza principal en la capacidad de despertar, no ya empatía, sino COMPASIÓN en el espectador. Compasión hacia todo y todos, hacia los personajes y hacia el aire que respiran. Y, en este caso, hacia la explotación –consentida y no– de unas mujeres en aras de la celebración social de la libertad en la Transición española.

Pero la verdad es que Los años desnudos me gustó mucho.

De entrada, está mejor hecha que ese 80 %. El virado melodramático funciona y la dirección es buena. Como mirada retrospectiva a un estilo de (hacer) cine, resulta incluso más respetuosa que el insulto al cine porno que Kevin Smith disfrazó de parodia/homenaje en su última película.

Hay cosillas que no veo de los 70: la expresión “es lo que hay”; enseñar el dedo medio (en los 70 “hacíamos cuernos” con el índice y el meñique, aún no habíamos copiado el gesto soez del cine estadounidense); el pubis recortado y la teta operada tampoco son muy “S”; pero en fin, supongo que ya es difícil encontrar lo genuino.

Luis Zahera está convincente y setentero como productor aprovechado. Y Mar Flores reina como la Gracia mayor.

Candela Peña y Goya Toledo también están muy bien. Pero a ellas se les ve un poquito el truco, los recursos de la profesión, la respiración controlada, todo eso. La chispa de la vida generada artificialmente. Mar Flores está y ya está, no necesita actuar. La cámara la ama más que a ninguna.

Me encanta Mar Flores. Llevo toda la década gustando de su presencia en los medios. Nunca entendí la animadversión que causa en el país. O, mejor expresado, no la quiero entender.

Me fascina su rostro. No me parece modélico ni de modelo. Es una cara de hechura castellana, dientes de mala leche, de niño travieso, y mirada tristona. Me alegra mucho que tenga una mansión en Punta Cana. Ojalá defraude a Hacienda y se lleve mucha pasta. Es una estrella, de las pocas que tenemos en este país. A ver si consigue pronto ser también estrella de cine.

Sinopsis

Madrid, 1975. Tres mujeres en la treintena comienzan a hacer cine tras haber dado sus primeros pasos en el cabaret, la publicidad, etc.… Lina (Goya Toledo), Sandra (Candela Peña) y Eva (Mar Flores) poseen distintas procedencias pero las tres son mujeres atractivas que trabajan exclusivamente en el cine clasificado “S” que se produjo en España entre los años 1976 y 1983. Las tres mujeres se conocen en un rodaje y, a partir de ahí, coincidirán en otras películas, lo que las acabará convirtiendo en amigas que compartirán experiencias similares: viviendo una España que despertaba a la libertad, pero que aún poseía mucho de represión y subdesarrollo, abanderando la modernización de un país, pero rodeadas de hombres que de alguna manera las utilizaron a cambio de un éxito efímero que las acabaría transformando en juguetes rotos. Un sinfín de situaciones, algunas divertidas y otras no tanto, conformarán una panorámica de las vidas de estas tres mujeres durante los setenta y los ochenta, desde el auge del cine “S” hasta su total desaparición.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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