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«La poeta y el asesino», de Simon Worrall

Dejen a un lado, de momento, la evidencia de que esta historia es real. Disfrútenla como una ficción ‒intrincada, sorprendente, caprichosa‒, y luego dediquen un tiempo a reflexionar sobre ella, porque plantea varias lecciones. Para empezar, nos demuestra que la credulidad es el alimento de los timadores. Más aún: nos revela en qué medida la línea que separa la respetabilidad y el crimen es más porosa de lo que cabría desear.

En realidad, esta es una historia que parece un borrador de esos que circulan entre los ejecutivos de Hollywood. Su protagonista es un maestro del engaño, Mark Hofmann, el MacGuffin son unos versos atribuidos a Emily Dickinson, y el contexto, la sociedad mormona más acaudalada y poderosa de Salt Lake City.

Por las páginas de La poeta y el asesino circulan las grandes pasiones humanas: el cinismo, la voluntad de poder y la codicia, pero también la exquisitez y la sutileza. Como anuncia el título de la obra, también hay sangre, pero no dejen que nadie les adelante detalles sobre la carrera criminal de Hofmann, porque Simon Worrall la describe con todo lujo de detalles y una cierta dosis de suspense.

En todo caso, lo que más me fascina del personaje principal es su oportunismo y continua necesidad de engañar al prójimo. Un afán que descubrió casi en la infancia, y que luego marcó su destino.

No parece raro que Hoffmann eligiera como objetivo de sus timos a la jerarquía mormona, dado que ‒y esto es algo que Worrall documenta bien‒ su estructura religiosa se basa en una seudociencia arqueológica, digna de uno de esos programas de ocultismo que tanto triunfan en la televisión. A decir verdad, Worrall deja en ridículo esas evidencias que veneran los mormones, pero pone los cimientos para otro recurso narrativo, y es que en las historias de timadores, la figura del «primo» es fundamental.

Otro acierto del libro es su retrato de Emily Dickinson, cuya figura nos presenta con la misma viveza que la del propio Hofmann, aunque por supuesto, desde una perspectiva moral opuesta.

Resulta asombroso que Hofmann llegara tan lejos en su carrera como falsificador, pero casi sorprende más lo receptiva que fue la sociedad mormona a esa audacia suya. Con todo y con eso, esta historia auténtica se sigue como un thriller zigzagueante y lleno de sorpresas.

Sinopsis

Traducción de Beatriz Anson

Un poema perdido de Emily Dickinson y un mormón renegado que se convierte en asesino. El trepidante relato real de una de las falsificaciones más famosas de la historia.

Cuando un poema desconocido de Emily Dickinson apareció en una subasta de Sotheby’s en 1997, un escalofrío recorrió el mundo del coleccionismo literario. Cuatro meses después, sin embargo, el poema fue devuelto por tratarse de una falsificación. La poeta: Emily Dickinson. Una mujer solitaria, que garabateaba versos en todo lo que tuviese a mano, para revisarlos, cada noche, frente a su escritorio. No vio ninguno publicado en vida, pero escribió más de mil setecientos mientras ayudaba a caminar a su madre por el jardín y cocía pasteles de jengibre. El asesino: Mark Hofmann. Un manipulador nato, un maestro de la psicología humana. Comerciante de documentos raros, creó una serie de sensacionales falsificaciones con las que pretendía socavar los principios de la Iglesia mormona, y también decidió «especializarse» en la obra de la poeta norteamericana. Un hombre que de ser uno de los más grandes falsificadores del siglo XX pasó a convertirse en un despiadado asesino.

Simon Worrall explora el filo que separa arte y artificio, genialidad y locura, en esta trepidante crónica sobre una de las falsificaciones literarias más famosas de toda la historia.

Worrall nació en Inglaterra, y pasó su infancia entre Eritrea, París y Singapur. Periodista, escritor y aventurero, ha sido recolector de almejas con los inuit en la isla Baffin, jinete con los gauchos en la Patagonia, y ha seguido el rastro de un Rembrandt robado junto con un agente encubierto del FBI. Ha sido biógrafo de Hilary Clinton, Arthur Miller, Wynona Ryder y Leonard Cohen. Su primer libro, La poeta y el asesino, fue un éxito de crítica y lectores, y hasta inspiró un documental de la BBC. Amante del tenis, los libros y de perderse en sitios salvajes, Simon Worrall divide su tiempo entre su Inglaterra natal y los Estados Unidos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.