Escritura y memoria. Lo que algunos autores logran alrededor de estos dos términos puede ser genial, pero no siempre resulta sincero. Carrie Fisher logra en estas páginas precisamente eso: convencernos de que hay una verdad que va asentándose a lo largo del relato, convertido hoy, tras la inesperada muerte de la actriz, en una suerte de autobiografía póstuma.
Pese a su impulsividad y a sus dolencias mentales, Fisher se enfrenta al tópico de la decadencia, y en este caso, derrocha encanto y pone en funcionamiento una inteligencia afinadísima. En este sentido, una de las sorpresas de estos diarios es que la autora, sin escudarse ni siquiera en la ironía, muestra su lado más frágil. De hecho, resulta conmovedora su confesión más llamativa: ese amor primerizo ‒ella tenía diecinueve años‒ que sintió por Harrison Ford cuando rodaban La Guerra de las Galaxias en los estudios Elstree, cerca de Londres, en Borehamwood.
Traigo esto a cuenta porque el libro incluye más revelaciones y anécdotas, pero sin duda, la más interesante e íntima es la que incluye ese romance, que comienza en una fiesta bastante insana, en la que ella es acosada por el equipo inglés. Ford la libera del previsible abuso, y surge entonces una relación secreta entre él, un tipo casado, lejos e su familia, y ella, una aspirante a actriz deslumbrada por su compañero de reparto.
Nos hallamos ante un libro fascinante para cualquier amante del cine. Fisher habla de sus comienzos en Hollywood, de sus relaciones con su madre, Debbie Reynolds, y con ese padre que las abandonó, el crooner Eddie Fisher, seducido por Elizabeth Taylor.
Fisher reflexiona con lucidez y con cierto distanciamiento sobre la celebridad: ese veneno que heredó por vía materna y que la acompaño desde que era una adolescente. Al fin y al cambo, ella también formaba parte de la aristocracia hollywoodense, un linaje antiguo pero no siempre feliz.
En su anterior libro de memorias, Wishful Drinking (2008), Carrie Fisher ya escribió sobre su trastorno bipolar y sobre ciertas adicciones. Aunque en esta nueva obra conserva el mismo sentido del humor y no teme ponerse en ridículo, el tono es más sentimental. Es cierto que detalla con mucha gracia el delirante entorno en el que se rodó Star Wars, pero la clave de su escritura es un ajuste de cuentas con ese pasado ‒tierno, doloroso, frustrante‒ que comparte con Ford.
Hay otra clave de lectura sumamente interesante, y es que, entre líneas, la autora parece preguntarse qué diablos pinta ella en esas convenciones de fans, rodeada de bulliciosos cosplayers y cazadores de autógrafos. Supongo ‒y esto ya es una especulación mía‒ que esa amargura tiene que ver con la diferencia de oportunidades que la separó de su madre. Condenada a ser Leia hasta la muerte, Carrie Fisher no tuvo la ocasión de distanciarse de su personaje y demostrar que su talento iba mucho más allá de la space opera y de los bikinis metálicos.
Sinopsis
Cuando Carrie Fisher descubrió los diarios que había escrito durante el rodaje de La Guerra de las Galaxias, la primera película de la trilogía Star Wars, le asombró descubrir unos ingenuos poemas de amor y unas cándidas reflexiones que apenas reconocía. Hoy Carrie Fisher ha pasado a la historia como actriz e icono pop, pero en 1976 solo era una chica de diecinueve años perdidamente enamorada de su compañero en la pantalla, Harrison Ford.
Con extractos de sus cuadernos manuscritos, El diario de la princesa es el recuerdo íntimo y revelador de lo que sucedió dentro y fuera de uno de los sets de rodaje más famosos de todos los tiempos. Pero Fisher también reflexiona sobre la fama y el absurdo de una vida inventada por la realeza de Hollywood. La sinceridad de sus palabras convierte este libro en las conmovedoras memorias de la inolvidable princesa Leia Organa.
Carrie Fisher (1956-2016) fue una actriz mítica por su papel como princesa Leia Organa en la primera trilogía de Star Wars. Pero su brillante carrera incluyó muchas otras películas, entre ellas Shampoo, The Blues Brothers y Cuando Harry encontró a Sally. Como autora, escribió cinco novelas (una de ellas adaptada al cine con Shirley MacLaine y Meryl Streep como protagonistas) y dos libros de memorias. La experiencia de Fisher con las adicciones y las enfermedades mentales, y su disposición a hablar de ello, la convirtió en una solicitada conferenciante. El diario de la princesa es su último libro publicado.
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