En los créditos finales de esta película podemos leer que está dedicada a la memoria de Budd Boetticher, cineasta de culto para los muy aficionados a raíz de sus wésterns de serie B, frecuentemente protagonizados por Randolph Scott. El cazador de recompensas (desangelada traducción del título original Dead for a Dollar) también es un wéstern de serie B, casi fronterizo con la serie Z, subgénero que sorprendentemente sigue existiendo, aunque casi exclusivamente en el territorio de las películas de alquiler digital, las que solíamos llamar hasta hace unos años «directas a vídeo».
Por desgracia, Dead for a Dollar también es un recordatorio de que la serie B de los años 50, la de los tiempos de Boetticher, tenía mucho mejor aspecto que la actual, no ya solo por el buen oficio de sus creadores sino por el propio formato cinematográfico, y es que la fría textura digital del cine actual afecta negativamente al wéstern (orgánico y vintage desde sus comienzos) más que a cualquier otro género.
No se puede decir que el director Walter Hill carezca de oficio, ya que ha rodado la película con la venerable edad de 80 años y habiendo vivido de todo en su larga carrera, desde escribir guiones para Peckinpah hasta producir la saga Alien, desde triunfar en taquilla con películas como The Warriors o Límite 48 horas hasta ser arrastrado a los infiernos por la catastrófica producción de Supernova, saldada con un épico batacazo en el año 2000 del cual nunca se ha llegado a recuperar, si bien suponemos que su tajada en todo lo relativo a Alien le impide pasar hambre.
La personalidad como cineasta de Walter Hill, no tan distinta de otros directores como John Carpenter, combina la revisión de los géneros clásicos de los 70, con influencia del mencionado Peckinpah (así como del cine europeo y asiático) con la pureza (¿ingenuidad?) de la narración popular estadounidense. Por lo general, sus películas no destacan por la sutileza, y a veces es difícil diferenciar la ironía de la sinceridad naif en sus propuestas (nada malo con esto, lo mismo sucede con David Lynch, por ejemplo).
Dead for a Dollar está realizada y montada de aquella manera, con evidentes prisas y «con lo puesto», que parece ser bien poco. Su guion es totalmente clásico, si bien tiene más diálogos de los deseados en los que se subrayan en exceso las motivaciones de los personajes, ya de por sí claras. Actores de talento y presencia como son Christoph Waltz y Willem Dafoe sacan adelante sus personajes pese a las circunstancias (la mayoría de los planos de la película tienen pinta de ser primeras tomas), mientras que el resto del reparto no brilla tanto, con la excepción de la divertida intepretación del mexicano Luis Chávez como verboso secretario del villano Tiberio Vargas (¡Benjamin Bratt!).
Así pues, ¿un wéstern de saldo? Sí, pero también una película tremendamente honesta, innecesaria salvo quizá para el propio director, que en este film precisamente hablar sobre la importancia de la honestidad, las decisiones correctas y, como en todo wéstern decente, habla sobre hacer lo correcto. Protagonistas de dudosa moral que deciden, si no redimirse, al menos actuar por encima de lo que se espera de ellos, hacer algo bien por los demás sin esperar beneficio e incluso arriesgándose a perderlo todo.
O lo mismo lo que le apetecía a Walter Hill simplemente era volver a salir a la intemperie y volver a rodar un wéstern como quien juega a los vaqueros, por darse el gusto. Al fin y al cabo, Hill se ha movido bien por el género, ya fuera en wésterns «puros» (Forajidos de leyenda, Gerónimo) como modernos (El tiempo de los intrusos, Calles de fuego), e incluso híbridos de ambas especies (Traición sin límites). Volviendo a Calles de fuego, Dead for a Dollar sigue un espíritu pulp, historietesco, bastante similar (con mucho menos presupuesto), y la presencia en ambas películas de Willem Dafoe bien podría ser un indicativo.
Finalmente, más allá de la calidad de la película, que en 2023 se estrene en cine un wéstern de serie B dirigido por Walter Hill y dedicado a Budd Boetticher es prácticamente un milagro, casi un acto de transgresión punk que supera en osadía a cualquier producción extravagante de la productora A24, y eso tiene que tener algún valor.
Sinopsis
El cazador de recompensas (Dead for a dollar), la nueva película del director y guionista Walter Hill (Límite: 48 horas, productor de la saga Alien), se estrenará en cines de nuestro país el próximo 5 de mayo. El film se presentó en la Sección Oficial (Fuera de Competición) de la pasada edición de la Mostra de Venecia, y tendrá su première española en la edición de este año de el BCN Film Fest.
El cazador de recompensas es un western escrito por el propio Walter Hill junto a Matt Harris, y está protagonizado por el dos veces ganador del Oscar Christoph Waltz (Malditos bastardos, Django desencadenado), el cuatro veces nominado al Oscar Willem Dafoe (Platoon, El faro), quien ya trabajó con Walter Hill en uno de sus primeros papel importantes en Calles de fuego, Rachel Brosnahan (serie La maravillosa Señora Maisel, El espía inglés), Hamish Linklater (Magia a la luz de la luna) y Brandon Scott (serie This is us).
Texas, 1892. El soldado desertor Elijah Jones parece haber secuestrado y retenido en México a Rachel Price, una elegante mujer de buena familia. Su esposo contrata al legendario cazarrecompensas Max Borland para traerla de regreso a Texas. Al mismo tiempo, el peligroso pistolero Joe Cribbens sale de prisión buscando venganza contra quienes lo enviaron entre rejas, uno de los cuales fue Max.
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