Cosse, antiguo enclave de los cossetanos, fue conquistado por los romanos, que establecieron en este lugar un emplazamiento en los tiempos de las Guerras Púnicas.
Los hermanos Publio y Cneo Escipión llegaron allá en el 218 a.C., y pusieron las bases de la futura capital de la Hispania Citerior.
Por mandato imperial, ésta fue llamada Colonia Julia Urbis Triumphalis Tarraco, un topónimo que debió de agradar a los emperadores Augusto y Adriano, dos de sus residentes más ilustres.
En Tarragona se reunió un Concilio en 516, un solemne acontecimiento cristiano que contrasta con el largo periodo de dominación musulmana sobre la provincia. En 1150 Ramón Berenguer IV reconquistó la ciudad, inaugurando un ciclo de paulatina prosperidad.
Las invasiones napoleónicas causaron importantes daños a su patrimonio.
«Tarragona ‒señala Juan Perucho‒ representa la majestad augusta de la historia, de lo que fue y ya no es, pero que ha dejado una huella perenne, señorial y bella. La antigua ciudad romana, la inmortal Tarraco, está presente en cada momento y en cada rincón de las calles y plazas. Son un espectáculo incomparable su antigua muralla, convertida ahora en paseo arqueológico, y el Pretori, el Forum, el Anfiteatro y las Voltes del Circ, testimonios de la legendaria y milagrosa venida de San Pedro a España, así como del martirio de San Fructuoso (o Fruitòs) y los diáconos Augurio y Eulogio, cantados por el poeta de Calahorra, Prudencio, en el Peristephanon«.
«En cierta manera ‒escribía Josep Pla en 1961‒, Tarragona parece una ciudad organizada en castas. Arriba, en la parte alta, está el castro levítico, con la impresionante Catedral; en la parte intermedia del declive, se levanta la ciudad burguesa, organizada a ambos lados de la arteria de la Rambla; en la parte baja está el suburbio popular. Estas tres grandes gradas están muy diferenciadas y tienen un carácter propio muy acusado. (…) Tarragona me rejuvenece ‒y creo que este es el efecto mayor que produce la ciudad‒. Esta ciudad tan antigua, tan sobrecargada de historia, tan abundante en piedras milenarias, en columnas, en lápidas, volcada en la cantera de los siglos, parece rejuvenecer y vitalizar al pasajero. Los romanos, que amaban la vida, quizá sintieron en Tarragona ese impulso vital».
Qué ver en Tarragona
Los monumentos tarraconenses admiten una triple clasificación, pues corresponden a tres periodos bien diferenciados: el romano, el medieval y el contemporáneo. De la Tarraco imperial sobreviven, entre otros vestigios, las murallas, el anfiteatro, los foros provincial y ciudadano, el circo, el teatro, el acueducto, el arco de Berà y la necrópolis paleocristiana.
La Tarragona que avanza desde el románico al gótico se manifiesta en la catedral de Santa María y en el hospital de Santa Tecla. Por último, el estilo modernista queda bien representado por la Casa Ripoll, el mercado central y la capilla del Colegio Jesús y María, elaborada en parte por Gaudí.
Fiestas
Las fiestas patronales, de una formidable teatralidad, se desarrollan bajo la advocación de Santa Tecla (23 de septiembre). En enero, desfilan las carrozas de la Fiesta de los Tres Tombs La Semana Santa recupera la atmósfera medieval de la Tarragona posterior a la reconquista. El calendario festivo se completa con el día de San Magín, que es el 19 de agosto.
Qué comer en Tarragona
El buen gusto preside la cocina tarraconense. La gastronomía autóctona, muy sabrosa, permite degustar recetas tan memorables como el romesco tarragoní, la samfaina de bacalao a la catalana, la calçotada, la sopa de farigola, la escudella, el bull de tonyna, el pataco, el arroz negro, el all i pebre, el esmarris, el xató, la cazuela de pescado, las zarzuelas de pescado y marisco, los lenguados a la plancha con salsa de almendras, los pulpitos de playa, la anguila xapada, la sopa de rape, el xarró tarragoní y el pollo con langosta.
Excursiones desde Tarragona
Parque Natural de Montsant.
Parque Natural del Delta del Ebro.
Reserva Natural de Riera d’Algars.
Valle del Monasterio de Poblet.
Costa dorada.
Visitas en los alrededores
Aiguamúrcia
Montblanc.
Reus.
Salou.
Falset.
Cambrils.
Monumentos y museos
Museo Arqueológico.
Museo y necrópolis paleocristiana.
Balcón del Mediterráneo.
Praetorium o Castell de Pilato (Museu de la Romanitat)
Anfiteatro romano.
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Imagen superior: Wikimedia Commons.
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