No es poca la alegría que se siente al comprobar que el estudio Pixar ha recuperado su buena forma con esta película, tras unos años entregado a la mediocridad. Tras varios productos poco inspirados y una sucesión de secuelas realizadas con plantilla, Del revés nos devuelve a ese Pixar inteligente, divertido y arriesgado que nos deleitó con filmes como Toy Story, WALL•E o Up.
Aunque el planteamiento de la película nos recuerde la teleserie La cabeza de Herman (Herman’s Head, 1991) y algún gag de Los Simpson (ya conocemos la máxima: “Los Simpson lo hicieron antes»), Del revés es una imposible combinación de comedia, drama y film didáctico sobre la psicología. Pese a ello, funciona a la perfección, al menos entre los espectadores adultos.
¿Cómo reaccionarán los más pequeños ante escenas que describen cosas como el pensamiento abstracto, el subconsciente o el sistema de creencias? ¿Entenderán bien la propia historia, que trata sobre el fin de la infancia y el advenimiento de la primera crisis nerviosa?
Del revés ofrece el suficiente número de muñequitos, gags visuales y aventuras como para entretener a los más pequeños, pero sin duda es una película dirigida a los adultos o, cuando menos, a los adolescentes. Será el público con experiencia vital y con conocimientos acumulados quien le sacará todo el provecho a esta peculiar epopeya psicológica.
El film narra el desbarajuste mental de Riley, una chavala en las puertas de la pubertad. De repente, se tiene que trasladar a una nueva ciudad, perdiendo el entorno, las aficiones y los amigos de la infancia. Dentro de su cerebro, unas emociones antropomórficas se enfrentan a esta hecatombe desde el Cuartel General. La Alegría, que ha manejado el cotarro durante toda la infancia de Riley, intenta imponerse de una manera algo mandona y egoísta, estropeando la situación en lugar de arreglarla. Y es que, como es sabido, a medida que uno madura, también ha de aceptar que no todo puede ser felicidad.
Quizá el público menos aficionado a la animación de este tipo sienta algún reparo, pero hay que señalar que el guión bien lo podría haber firmado Woody Allen en su primera etapa, en plenas facultades cómicas y con el ingenio afilado.
Aunque contiene pasajes melancólicos y emotivos, uno no lo pasa tan mal como con aquel maravilloso golpe bajo emocional que fue Up. Podemos ver Del revés sin un
cargamento de pañuelos de papel, aunque conviene llevar uno o dos en el bolsillo, por si acaso.
Sólo nos queda desear que la película resulte rentable, y que Pixar vuelva al buen camino, dejándose de aviones, coches y eternos retornos a sus éxitos de antaño, abrazando sin miedo los productos adultos que, en el fondo, siempre ha querido producir.
Sinopsis
Crecer puede ser un camino lleno de baches y Riley no es una excepción. Se ve obligada a dejar atrás su vida en el Medio Oeste americano porque su padre encuentra un nuevo trabajo en San Francisco. Como todos nosotros, Riley se deja guiar por sus emociones: Alegría (Amy Poehler), Miedo (Bill Hader), Ira (Lewis Black), Enfado (Mindy Kaling) y Tristeza (Phyllis Smith). Las emociones viven en el Cuartel General, el centro de control de la mente de Riley, desde donde la ayudan a superar los problemas de la vida cotidiana. Mientras Riley y sus emociones se esfuerzan para adaptarse a una nueva vida en San Francisco, la confusión se apodera del Cuartel General. Aunque Alegría, la emoción más importante de Riley, intenta mantener una actitud positiva, el conflicto de emociones surge al tener que hacer frente a una nueva ciudad, una nueva casa y una nueva escuela.
¿En qué estará pensando?
Esa es una pregunta que se hacen los padres de todo el mundo que tienen hijos adolescentes. Y es lo que le ocurrió al director Pete Docter, ganador del Oscar®, con su hija Ellie.
«Mi hija fue la voz de la joven Ellie en ‘Up’, aquella niña tan decidida y turbulenta. Y en esa época se parecía muchísimo al personaje», dice Docter. «Pero cuando empezamos ‘Del Revés (Inside Out)’, Ellie ya tenía 11 años y se había tranquilizado bastante. Así que me puse a pensar en qué le pasaba por la cabeza y por qué estaba cambiando».
Pero entonces Docter recordó cómo era él a esa edad. «Fue bastante duro», dice. «La burbuja de la inocencia infantil estalla y de repente estás en un mundo adulto en el que te juzgan y esperan que te comportes de otra manera. Quieres ser guay, pero la verdad es que no sabes muy bien lo que significa».
Desde el principio, a Docter le gustó la idea de meterse dentro de la mente, poniendo a prueba la imaginación de los mismos realizadores que llevaron al público a Monstruópolis y después al cielo bajo un ramillete de globos. «La idea me pareció muy divertida», dice el director. «Quería explorar la versión abstracta, no adentrarme en el cerebro sino en la mente. Me pareció que encajaba muy bien con la animación».
Al final, la idea de que los personajes encarnaran emociones dio lugar a la historia de ‘Del Revés (Inside Out). Y Ellie, su hija, sirvió de inspiración para crear a Riley, una niña del Medio Oeste americano de 11 años a la que le encanta el hockey. Es una niña feliz hasta que su familia se muda a la enorme e intimidante ciudad de San Francisco. Sus emociones, que dirige la energética Alegría, están dispuestas a ayudar a Riley a superar una época de transición bastante complicada. Pero aunque la vida de Riley está en la base de sus emociones, los realizadores dicen que Del Revés (Inside Out) no se centra en la historia de Riley.
«Es una historia muy personal sobre lo que significa ser padres», dice el productor Jonas Rivera. «Como padre, hay momentos tan perfectos que me gustaría que no acabaran nunca. Pero eso es imposible. Ese no es nuestro trabajo. Nuestro trabajo es servirles de guía en la vida».
«A medida que los hijos crecen, solemos echar de menos la época en la que eran pequeños, cuando podíamos sentarlos en el regazo y achucharlos», añade Docter. «Es cierto que todos los padres quieren que sus hijos descubran el mundo. Pero yo soy feliz con lo que son ahora, aunque es una sensación agridulce porque sé que la infancia pasa muy deprisa. Esa es una de las claves de la película».
Así que los realizadores recurrieron a Alegría, que salta y resplandece (literalmente), que rebosa optimismo, para que asumiera la difícil tarea de criar a Riley –metafóricamente– junto a otras cuatro emociones que aportan su propia visión. El Miedo se encarga de la seguridad, la Ira garantiza que todo sea justo y el Asco impide a Riley envenenarse, tanto en el aspecto físico como social. La Tristeza no está muy segura de cuál es su papel, y a Alegría no le gustan nada sus intentos de implicarse en la vida de Riley. «Alegría es la que lleva más tiempo en la mente de Riley porque siempre ha sido una niña feliz», dice Rivera.«Pero mudarse al otro lado del país es muy estresante y Alegría se da cuenta de que su protagonismo es cada vez menor. Pero no quiere dejar que Tristeza eche a perder el trabajo que ha hecho todos estos años».
La relación entre Alegría y Tristeza es el núcleo de la historia, y cuando se ven arrastradas al fondo de la mente de Riley –el País de la Imaginación, la Fábrica de Sueños y la Memoria a Largo Plazo–, el caos se apodera del Cuartel General. «Imagina por un momento», dice el productor ejecutivo John Lasseter. «Una niña de once años que no siente ni Alegría ni Tristeza, sólo Ira, Miedo y Asco. ¿Conoces a alguna niña de 11 años que sea así?»
Lasseter es un firme defensor de la documentación y la investigación y en «‘Del Revés (Inside Out)», los realizadores hicieron los deberes al estudiar detenidamente las emociones humanas y cómo evolucionan durante la adolescencia. Hablaron con psicólogos y especialistas para comprender mejor cómo funciona la mente. Así que la desaparición de dos emociones como Alegría y Tristeza no ocurre por casualidad. «Tiene que ver con la adolescencia», señala el codirector Ronnie del Carmen. «Riley ya no se siente feliz, no sabe expresar empatía. Es algo que le ocurre a muchos niños de su edad».
Alegría y Tristeza están deseando regresar al Cuartel General, así que deben unir fuerzas para encontrar el camino de vuelta a casa. Su interesante periplo les revelará algunas verdades sorprendentes que podrían cambiar las mentes para siempre.
Según Docter, la clave de la felicidad –en la película y más allá– reside en cómo la defines.«Alegría reflexiona y se replantea el significado de la felicidad», dice. «Al principio, todo se centra en reírse y comer helados, y no tiene nada de malo. Pero la vida te muestra que hay cosas mucho más profundas».
«Cuando estaba haciendo la película me di cuenta que la familia y los amigos íntimos son mi mayor felicidad», continúa diciendo. «Es cierto que es gente con la que me lo paso bien, pero también me enfado con ellos, me preocupan y me provocan tristeza. La profundidad y la complejidad de todas esas emociones es lo que hace que la gente conecte de verdad».
Los realizadores reunieron a un elenco creativo y cómico para la película, entre los que están Amy Poehler («Parks and Recreation») como Alegría, Bill Hader («Saturday Night Live») como Miedo, Mindy Kaling («The Mindy Project») como Asco, Lewis Black (gira «The Rant is Due: Part Deux») como Ira y Phyllis Smith («The Office») como Tristeza. Kaitlyn Dias es la voz de Riley («The Shifting»), y las voces de Mamá y Papá son las de Diane Lane y Kyle MacLachlan. «Contamos con un reparto de ensueño», dice Docter. «Les enseñamos el material, les contamos cómo queremos que sea una escena y después estudiamos con ellos la forma de decirlo. Leemos en alto los diálogos. Es un proceso muy divertido».
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