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«Progreso. 10 razones para mirar al futuro con optimismo», de Johan Norberg

Si fuese verdad la mitad de las predicciones que difunden los comentaristas de la red, veríamos por la calle los signos del apocalipsis, como ocurre en esas obras de ciencia-ficción cuya lógica narrativa es la del desastre absoluto de la civilización humana.

Es obvio que nos asomamos al abismo en cuestiones tan fundamentales como la conservación de los ecosistemas y la lucha contra el cambio climático ‒no son  asuntos que uno deba relativizar‒, pero en la mayoría de las cuestiones que arden en la hoguera digital, convendría imponer la cordura, evitando las especulaciones pesimistas, los prejuicios o las falsedades interesadas. Y es que, en contra de lo que repiten los agoreros y los fanáticos, vivimos la mejor época de nuestra historia.

Tengo entre mis manos un libro que lo demuestra, escrito por el economista Johan Norberg. Al leerlo, queda claro que tiene un aire de familia con otra obra igual de necesaria, El optimista racional, de Matt Ridley. No en vano, tanto Norberg como Ridley se enfrentan a una tarea igual de difícil: convencernos con datos, y no sólo con opiniones, de que la vida es más llevadera para el humano actual que para cualquiera de sus antepasados.

Como sucede siempre con cualquier intolerancia intelectual, no creo que los voceros de la catástrofe se dejen convencer por Norberg, pero cualquier lector con criterio aceptará de buen grado sus evidencias: en ningún siglo pasado hemos tenido, en términos globales, una mejor sanidad, menores tasas de hambre, analfabetismo o violencia, unas condiciones más saludables para la infancia o una mayor esperanza de vida. Y eso no rige sólo para los países más beneficiados económicamente, sino también para aquellos que aún deben mejorar en gran medida la existencia de sus ciudadanos.

En esta era de comunicación instantánea, el efecto multiplicador de cualquier imagen o de cualquier impacto informativo suele engañarnos con la sensación de que vivimos en una época sangrienta y peligrosa. Sin embargo, la violencia global nunca ha estado a niveles más bajos que ahora. Las razones para una paradoja como esta son múltiples, y quizá no sea este el momento de analizarlas (Sería bueno contar para ello con estudiosos del milenarismo como Damian Thompson). Quedémonos, pues, con los datos al desnudo: unos datos que Norberg suministra a conciencia y con amplitud de miras. De hecho, esos datos, claramente optimistas, le hacen a uno repensar cuestiones que parecen obvias, como el impacto negativo de la globalización en el medio ambiente. Y créanme, todo esto va más allá de ver la botella medio llena o medio vacía.

Me temo que la sobreinformación tóxica, con su ración diaria de noticias falsas, ha distorsionado demasiado el panorama, y nos predispone para pensar de forma negativa sobre casi todo lo que se asoma a nuestras pantallas. Quizá este libro no sea suficiente para reenfocar nuestras percepciones, ni para contrarrestar ese pesimismo virulento. Como ya dije, la humanidad afronta problemas muy delicados ‒por citar otro ejemplo, un auge de la robotización que presenta aspectos sombríos‒, pero hay mucho de lo que sentirse orgulloso. Y en este sentido, la obra de Norberg es tan saludable como provocadora.

Sinopsis

Las malas noticias son omnipresentes en las televisiones, los periódicos y las conversaciones. Sea por razones económicas, políticas o debido a catástrofes naturales, parece que nuestro mundo va cada vez peor. Sin embargo, eso no es cierto. El progreso que la humanidad ha experimentado en las últimas décadas ha sido asombroso y no tiene precedentes. Y así lo demuestra el detallado examen que Johan Norberg hace en este libro de las cifras oficiales de organizaciones internacionales como Naciones Unidas, el Banco Mundial o la Organización Mundial de la Salud.

Nuestra percepción puede decirnos que todo va mal, pero los datos indican que el mundo mejora y que lo hace, en muchas ocasiones, para aquellos que se encuentran en un peor punto de partida: en casi todos los rincones del mundo la gente vive más años, con mayor prosperidad, más seguridad y mejor salud.

Por supuesto, ni todos los problemas han sido resueltos ni todas las partes del mundo pueden compartir este optimismo. Pero en la mayoría de los casos sabemos, al menos, qué herramientas pueden ayudarnos; muchas veces, una tecnología tan simple como la que permite el acceso al agua potable y sistemas de fontanería domésticos puede marcar una enorme diferencia. La educación y la nutrición son también claves y constituyen indicadores que mejoran. Nada debería hacernos pensar, en consecuencia, que el mundo del futuro va a ser peor que el actual. De hecho, y como nos recuerda Norberg en las páginas de este libro, vivimos en la mejor época de la humanidad.

Johan Norberg, ensayista económico sueco y activo conferenciante internacional, colabora habitualmente con medios globales y escribe una columna en el periódico Metro. Sus trabajos tratan sobre el emprendimiento, la libertad, la economía y la globalización. Es miembro del consejo de la Sociedad Mont Pelerin de Suiza, experto del Cato Institute de Washington y senior fellow del European Centre for International Political Economy de Bruselas.

Ha escrito quince libros, de los cuales en España se han publicado En defensa del capitalismo global (Unidad Editorial, 2005) y Fiasco Financiero: Cómo la obsesión de los americanos por la propiedad inmobiliaria y el dinero fácil causó la crisis económica (Unidad Editorial, 2015).

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.