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Un aspecto olvidado de las Descalzas Reales

Ayer visité el monasterio de Nuestra Señora de la Visitación, conocido como las Descalzas Reales, fundado en 1559 por Juana de Austria, viuda de Juan Manuel de Portugal, hermana de Felipe II de España y madre de Sebastián I de Portugal.

Pese a vivir en esta ciudad, pese a llevar años trabajando en las mujeres de la Casa de Austria, nunca había visitado las Descalzas. ¿Razón?: la pereza que me da su sistema de visitas, con cita previa obligatoria. Los días laborables me resulta imposible y los festivos y fines de semana nunca consigo llegar.

Una vez realizada la visita, que sólo se puede hacer guiada, he de decir que no me han gustado las Descalzas. Es un edificio sin alma. Y yo sé que no es así. Porque aquel palacio madrileño, reconvertido en convento real de clarisas, fue hogar y destino de algunas de las mujeres más poderosas de la Edad Moderna. Mujeres pertenecientes al linaje de los Habsburgo. Hijas, hermanas, sobrinas, nietas, incluso viudas de reyes y emperadores. Mujeres que sirvieron de moneda de cambio en las políticas dinásticas y que, gracias a sus contactos en las principales cortes europeas, fueron uno de los más poderosos instrumentos diplomáticos de aquellos tiempos.

Nada de eso se cuenta en la visita guiada. Aquel recinto fue uno de los centros de poder de la Edad Moderna. Un poder eminentemente femenino. Y nada, NADA, de ese aspecto clave se comenta. Y no es por falta de información: ya hay suficiente bibliografía publicada al respecto.

Las Descalzas Reales necesitan ser rescatadas. Basta ya de aburrir al personal como a las ovejas, con descripciones absurdas de capillas y más capillas, haciendo oídos sordos al grito silencioso de tantas y tantas mujeres que, desde aquellos muros, cambiaron no pocos aspectos de aquella España Áurea.

Imagen superior: Juana de Austria, fundadora de las Descalzas Reales. Nació en aquel palacio madrileño que, con los años, compró y rehabilitó como convento femenino. Allí vivió sus últimos años y allí yacen sus restos.

Imagen superior: María de Austria, hermana de Juana. Emperatriz del Sacro Imperio. Madre de dos emperadores. Al final de su vida tomó los hábitos franciscanos. Sus restos yacen en el coro del convento.

Imagen superior: Sor Margarita de la Cruz, hija de María, sobrina de Juana. Hija, hermana y tía de emperadores. Acompañó a su madre desde la corte imperial de Viena al Madrid de sus ancestros. Tomó los hábitos franciscanos y fue una de las mujeres más poderosas de su tiempo, sin necesidad de salir de las cuatro paredes del convento.

Copyright del artículo © Mar Rey Bueno. Reservados todos los derechos.

Mar Rey Bueno

Mar Rey Bueno es doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó su tesis doctoral sobre terapéutica en la corte de los Austrias, trabajo que mereció el Premio Extraordinario de Doctorado.
Especializada en aspectos alquímicos, supersticiosos y terapéuticos en la España de la Edad Moderna, es autora de numerosos artículos, editados en publicaciones españolas e internacionales. Entre sus libros, figuran "El Hechizado. Medicina , alquimia y superstición en la corte de Carlos II" (1998), "Los amantes del arte sagrado" (2000), "Los señores del fuego. Destiladores y espagíricos en la corte de los Austrias" (2002), "Alquimia, el gran secreto" (2002), "Las plantas mágicas" (2002), "Magos y Reyes" (2004), "Quijote mágico. Los mundos encantados de un caballero hechizado" (2005), "Los libros malditos" (2005), "Inferno. Historia de una biblioteca maldita" (2007), "Historia de las hierbas mágicas y medicinales" (2008) y "Evas alquímicas" (2017).