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«Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos. Radiografía de la nueva sociedad», de Juan Carlos Girauta

Conviene pensar en los jóvenes de cuando en cuando. Sobre todo en estos tiempos en los que a los menores de veinte años les cuesta leer ‒libros serios, se entiende‒ y prefieren navegar por las redes con el acelerador a fondo. Cuesta poco caer en la melancolía o el desencanto al comparar la era de Twitter o el pensamiento woke con aquellos años en los que nos quedaba tiempo para dudar, escuchar, dialogar o montar nuestra garita de centinela en una biblioteca o una tienda de discos.

A estas alturas, uno se pregunta quién en su sano juicio se habría atrevido en los ochenta a desdeñar la cultura impresa, el testimonio de los sabios o el cine que aún nos devuelve un eco del pasado.

Hoy, para muchos, lo más cercano a la verdad es un video de TikTok o una pose de Instagram. Las series se ven a doble velocidad y cualquier razonamiento que exija más de dos párrafos ha de competir con un titular impactante y sectario.

Manipulados en sus estéticas y en sus credos, numerosos jóvenes caen en la terrible ingenuidad de pensar que la definitiva naturaleza de la realidad depende de esas consignas a las que se abrazan como si fueran salvavidas.

En Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos, Juan Carlos Girauta nos ofrece un repertorio de pensamientos tan estimulante como revelador, que invita al lector a valorar la memoria y la vida con libertad, al margen de falacias y trampas demagógicas.

Frente a otros ensayos que aparcan los prejuicios en doble fila, el libro de Girauta despotrica contra los lugares comunes y se dirige (adelante, sin desmayo) hacia destinos mucho más saludables: el libre pensamiento, las viejas virtudes democráticas, el sentido común, las lecturas vocacionales, los lazos comunitarios y la venerable continuidad del humanismo.

Frente al emotivismo, la estrategia del miedo, los delirios identitarios y la propaganda constante, Girauta propone a su interlocutor ‒ese joven a quien dedica el texto‒ que abra los ojos y que se cultive, en el sentido más noble de la expresión.

«La naturalidad con que lo ideológico se impone a lo didáctico ‒advierte‒ nos habla de una sectarización avanzada en la política y en la docencia». Y añade: «Impulsar esos objetivos desde la educación es pura ingeniería social del tipo más intrusivo. La que se mete en la conciencia de los educandos para que en un futuro próximo nadie sea capaz de discutir su visión del mundo».

Reflexivo y ameno, Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos nos recuerda que, por oscuro y mediocre que parezca el panorama, la rebeldía siempre está a nuestro alcance.

Sinopsis

Un análisis profundo, como nadie podría hacerlo, sobre la involución de las nuevas generaciones

Girauta alerta contra las actuales formas de manipulación sentimental e ideológica. De paso, nos explica cómo la izquierda se ha hecho con la hegemonía cultural. Entenderlo exige una aproximación al posmarxismo. En concreto, al enlazamiento de causas o luchas aparentemente independientes. ¿Por qué la derecha no ha impuesto ni una sola causa propia en las últimas décadas? ¿Por qué va a rastras en materia de valores? ¿Por qué siempre acaba interiorizando premisas a las que en un principio se resiste? Existe una razón principal: se ha desentendido de la guerra cultural y no cree en el poder del discurso. En ese sentido, la derecha es infinitamente más materialista que la nueva izquierda.

Una advertencia importante: la guerra cultural que Girauta defiende no persigue que la hegemonía cultural pase a la derecha. Su objetivo es que se preserven los principios fundacionales de la democracia liberal, paulatinamente desvirtuados: igualdad, libertad de expresión, carga de la prueba, respeto a la esfera privada, etc.

Convertida en generadora permanente de antagonismo, la izquierda democrática ha mutado su naturaleza. Esta transformación, sumada a la insensata renuncia al imaginario de conservadores y liberales, explica el regreso de la censura, la cancelación cultural, el neopuritanismo, la coacción ambiental y la infantilización de la sociedad. También la paradoja de una juventud siempre al lado del poder establecido mientras cree combatirlo. Se la ha formado para no soportar las opiniones contrarias, que interpreta como violencia. Mientras, las grandes corporaciones tecnológicas fomentan la hostilidad social y la frustración individual.

Juan Carlos Girauta (Barcelona), estudió en los jesuitas y se licenció en Derecho por la Universidad de Barcelona, compaginando la carrera con su actividad como vocalista y guitarrista del grupo Astrolabio. Abandonada la música, y tras una etapa como ajustador de doblaje y traductor de películas y series, cursó el MBA de ESADE. Trabajó como abogado, consultor de empresas y docente, para acabar consagrándose al periodismo de opinión en diferentes medios escritos y audiovisuales. Hace una década se incorporó al diario ABC, donde firma varias colaboraciones fijas semanales, entre las que destaca su página de los sábados “Desde Ogigia”. Ha sido miembro del Parlamento Europeo y diputado a Cortes, ocupando en el Congreso los cargos de portavoz parlamentario y Presidente de la Comisión de Defensa. Actualmente es abogado, socio de un importante bufete y columnista en exclusiva de ABC, además de participar en distintos proyectos artísticos y culturales. Es autor de los ensayos La República de Azaña, La eclosión liberal, La verdadera historia del PSOE y Votaré No, así como de la novela El desorden y de múltiples relatos cortos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.