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Porque soy una de ellas…

Pues sí señora. Decía Virginia Woolf, en uno de sus escritos más célebres, que una mujer nacida con un gran talento en el siglo XVI se hubiera enloquecido, se hubiera metido un tiro o hubiera acabado sus días en una choza solitaria, fuera de la aldea, medio bruja, medio hechicera, burlada y temida.

Porque no hace falta ser muy listo, continúa la Woolf, para saber que una muchacha de altos dones que hubiera intentado aplicarlos a la poesía (por ejemplo) hubiera sido tan frustrada e impedida por el prójimo, tan torturada y desgarrada por sus propios instintos contradictorios, que debía perder su salud y su cordura.

Locas. Durante siglos, toda la que quisiera hacer valer su capacidad intelectual o artística era una puta loca. Una maldita bruja. Un tipa peligrosa, que debía ser anulada. Silenciada. Bloqueada. Fin. Una menos.

Así, ya digo, durante siglos. Siglos de oscuridad. De horcas y hogueras. O de clausura en conventos, de por vida, que parecía ser la mejor de las soluciones, visto lo visto. Bruja era la peor de las acusaciones, la que ninguna mujer quería oír, pues sabía a lo que conducía.

Pero todo cambia con el siglo XX. Al calor de las primeras luchas, de los primeros derechos conseguidos, se revitaliza el concepto de bruja. Y serán muchas las intelectuales que lo recuperen y lo hagan suyo. Una de las primeras, Sylvia Townsend. Esta novelista británica escribió una novela deliciosa, Lolly Willowes, protagonizada por una mujer que decide no casarse, vivir sola. Una mujer que se descubre bruja y se esmera por serlo. Y por parecerlo.

Cuentan que el editor artístico de Vogue, en aquellos felices veinte, organizó una reunión, a la que estaban invitadas, entre otras, la Woolf y la Townsend. Coincidieron, se saludaron y, en un momento dado, Virginia le pregunta a Sylvia: «Oye, Sylvia, ¿cómo es posible que sepas tanto de brujas?» A lo que la Townsend respondió: «Porque soy una de ellas…»

Imagen superior: Sylvia Townsend en los años veinte.

Copyright del artículo © Mar Rey Bueno. Reservados todos los derechos.

Mar Rey Bueno

Mar Rey Bueno es doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó su tesis doctoral sobre terapéutica en la corte de los Austrias, trabajo que mereció el Premio Extraordinario de Doctorado.
Especializada en aspectos alquímicos, supersticiosos y terapéuticos en la España de la Edad Moderna, es autora de numerosos artículos, editados en publicaciones españolas e internacionales. Entre sus libros, figuran "El Hechizado. Medicina , alquimia y superstición en la corte de Carlos II" (1998), "Los amantes del arte sagrado" (2000), "Los señores del fuego. Destiladores y espagíricos en la corte de los Austrias" (2002), "Alquimia, el gran secreto" (2002), "Las plantas mágicas" (2002), "Magos y Reyes" (2004), "Quijote mágico. Los mundos encantados de un caballero hechizado" (2005), "Los libros malditos" (2005), "Inferno. Historia de una biblioteca maldita" (2007), "Historia de las hierbas mágicas y medicinales" (2008) y "Evas alquímicas" (2017).