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«Pax Romana. Guerra, paz y conquista en el mundo romano», de Adrian Goldsworthy

Al señalar en el mapa ‒un mapa histórico, se entiende‒ los territorios que constituyeron el Imperio de los Césares, surge una certeza. Se trata del convencimiento de que Roma alcanzó su apogeo con una maquinaria militar, cultural y burocrática perfectamente engrasada.

Por distintas vías, Pax Romana, de Adrian Goldsworthy, nos ofrece un profundo y meditado estudio sobre lo que supuso la romanización, detallando en cada capítulo todas esas virtudes que transformaron a aquella civilización en un modelo del propio mundo civilizado, tal y como ahora concebimos ese término.

La paz impuesta por los romanos es, vista desde la actualidad, un logro tan admirable como sofisticado, y en este sentido, el libro de Goldsworthy no es sólo un recuento histórico, sino una guía formidable para todos aquellos que quieran adentrarse en las densidades de aquel periodo sin perderse en ningún momento.

Entre sus muchas facetas interesantes, la obra explica con claridad y rigor un fenómeno que sigue resultando llamativo: cómo aplicaron los romanos su derecho a dominar el mundo y cómo ese mundo se acomodó paulatinamente a la idea de Roma. La vastedad del Imperio viene a ser tan solo uno de los muchos detalles que convierten esa doble hazaña en un hecho que nunca nos cansaremos de valorar.

Goldsworthy es, por otro lado, un excelente escritor, y la fluidez de su prosa convierte a este ensayo en una lectura apasionante, sin altibajos, atrayente de principio a fin.

Aunque resulte muy tentador liberar nuestra fantasía e imaginar a poderosísimas legiones aplastando cualquier asomo de rebeldía tribal, lo cierto es que este libro demuestra que la empresa romana no fue sólo el resultado de una buena estrategia guerrera, sino el fruto de una inteligente política de alianzas e intercambios.

En este sentido, la pax romana no surgió exclusivamente del sometimiento y la rendición, sino también del acuerdo. De hecho, uno de sus efectos más benéficos fue la relativa ausencia de guerras a lo largo y ancho del territorio continental. Téngase en cuenta que la paz era una anomalía en el mundo antiguo, conmocionado permanentemente por rencillas, invasiones y batallas por la supremacía.

Evidentemente, Goldsworthy no hace trampas al lector, y explica que esa pacificación de las provincias no es equiparable a la concordia actual entre los países europeos. Sin el vigor y la permanente vigilancia de sus ejércitos, Roma no hubiera conseguido expandirse ni hundir el estandarte del águila en tierras tan lejanas. Es más: esa potencia militar, empleada como factor disuasorio, fue indispensable para conformar una de las estructuras políticas más extraordinarias de todos los tiempos.

Apasionante en todos los sentidos, Pax Romana es uno de esos libros que resumen toda una época con la naturalidad y la sabiduría que sólo están al alcance de los grandes divulgadores.

Sinopsis

Pax Romana es una obra exhaustiva y rompedora que lleva al lector a un viaje desde las sangrientas conquistas de la agresiva República, pasando por la época de Julio César y Augusto, hasta la época dorada de la paz y la prosperidad bajo grandes emperadores como Marco Aurelio, ofreciéndonos una revisión equilibrada y matizada de la vida en el Imperio romano cuando estos dominaban gran parte del mundo conocido.

Adrian Goldsworthy, doctor en Historia, estudió en el St John’s College de Oxford y ha impartico clases en varias universidades. Entre sus libros, publicados a más de una docena de idiomas, cabe destacar CésarLa caída del Imperio romano, Antonio y Cleopatra, Augusto y la novela histórica Soldados de honor, todos ellos publicados con gran éxito en La Esfera. Dedicado exclusivamente a la escritura, en la actualidad colabora en documentales televisivos sobre temas romanos.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.