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«Mitología de los dinosaurios», de José Luis Sanz

Leer Mitología de los dinosaurios, de José Luis Sanz (Taurus, 1999) es un ejercicio muy recomendable para todos los amantes de esas bestias, tan importantes para los soñadores como para los paleontólogos. En cierto sentido, el libro viene a responder un reproche que hace tiempo planteó Fernando Savater: «Creo que se ha escrito poco sobre los dinosaurios. Además de su notorio interés biológico, los dinosaurios tienen una envidiable trascendencia mítica (…) La calidad legendaria del dinosaurio consiste en responder adecuadamente a una íntima apetencia del alma romántica que Tolkien expresó en una ocasión así: I desired dragons with a profound desire«.

Como ustedes saben, dentro del género fantástico, la prehistoria es tratada de forma bastante convencional. Primero hallamos al homínido, más o menos embrutecido, con ese soplo de auténtica cultura que lo sitúa en contrapunto con las bestias más escamosas, situadas en segundo término, agitándose por medio de animación stop-motion y rugiendo bajo el sol del Jurásico.
Al contrario que los cineastas, cuando se trata de reconstruir la historia de la evolución, los paleontólogos respetan el indicio que encuentran en la roca y fijan estratos diferenciados, periodos y clasificaciones fiables. No obstante, a la hora de rellenar lagunas, escritores y peliculeros vienen a ponerse en el camino con un compromiso espontáneo: si la selección natural darwiniana no presenta criaturas lo bastante formidables… habrá que que inventarlas.

En el mismo sentido, la criptozoología incita la vanidad de quienes buscan una explicación de tipo científico para el plesiosaurio del lago Ness, los diplodocus del Mundo Perdido y otras curiosidades fascinantes e indemostrables.

Puesto que sólo se trata de imaginar, aunque el currículo evolutivo del hombre no coincida en su calendario con el de los dinosaurios, en cierto modo nos alegra que se apaguen las luces –Iéase la ciencia- para vivir el encuentro del hércules primitivo con los dragones que jamás vio. Ahí es nada: ver al héroe peleando con un tiranosaurio. Si eso no es épica, que venga Dios y lo vea.
Con el paso del tiempo, mientras prosiguen las recreaciones fantásticas de todo tipo, el gran saurio no ha perdido su puesto destacado en la fantasía colectiva; y nos amenaza de acuerdo con esas claves comunes que, a partir de la información paleontológica, refleja parte de la llamada cultura popular, esto es, la historieta, el cine, la televisión y la literatura fantacientífica.

Con toda su bravura, con toda su espectacularidad, los dinosaurios que analiza en su monografía José Luis Sanz desafían el espíritu científico, y ello no debe resultamos extraño, pues el curioso descubrirá en estas páginas un estudio en profundidad de toda esa mitogenia que comentamos.

Sanz, catedrático de paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid, acredita un sobrado conocimiento de los reptiles del mesozoico, tan claramente reconocibles en la roca como en su expansión imaginaria (por cortesía de Harryhausen, Spielberg y otros maestros).

El proyecto de su obra es doble; por un lado describe la trayectoria del mito del dinosaurio, por otro, plantea un análisis de ese fenómeno sociocultural que nos brinda seres como Godzilla y Gorgo.

Como dijo Foucault: el fósil permite que subsistan las semejanzas a través de todas las desviaciones recorridas por la naturaleza, y funciona como una lejana y aproximativa forma de identidad.

En el fondo, dicho con otras palabras, todos llevamos un dinosaurio dentro.

En su artículo Los dinosaurios, un mito cultural, el propio Sanz resume el estado de la cuestión: «Los dinosaurios constituyen uno de los fenómenos socioculturales más interesantes de la historia natural, Su presencia en la cultura popular se genera mediante la interacción entre los resultados de la investigación paleontológica y su proyección en los medios de comunicación de masas, lo que produce un discurso mitológico.

Los dinosaurios son actualmente un icono cultural con una clara explotación económica de su imagen, que va desde el cine y la publicidad hasta los objetos manufacturados. La mitogénesis dinosauriana se inicia a mediados del siglo XIX y, a través de un desarrollo fluctuante, se encuentra en nuestros días en plena expansión.»

«La estructura del mito dinosauriano –añade– se puede dividir en cinco partes principales: 1.-Procedimientos del relato fantástico para sincronizar a seres humanos y dinosaurios. 2.-Las relaciones de convivencia entre seres humanos y dinosaurios. 3.- Reconstrucción y modo de vida de los dinosaurios en el discurso fantástico. 4.-Las enormes criaturas dinosauroides del cine japonés.5.- Las relaciones entre la mitología draconiana y dinosauriana. Este complejo conjunto de información alimenta el fenómeno sociocultural conocido como dinomanía”.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Este artículo fue editado originalmente en la revista Cuadernos Hispanoamericanos. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.