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«Mas allá de la realidad» («Beyond Reality», 1991-1993)

Un mundo donde cualquier cosa es posible : estas palabras las pronunciaba el profesor JJ Stillman (Carl Marotte) a un grupo de niños en un show de magia. Stillman comenzó siendo un escéptico, pero los experimentos en parapsicología que él y Laura Wingate (Shari Belafonte) llevan a cabo, revelan que nuestro mundo puede verse desde una perspectiva muy diferente.

Sus investigaciones en la universidad les llevan al descubrimiento de mundos paralelos, posesiones fantasmales y gente con poderes de curación. Es un mundo oculto a nuestros ojos donde la mentes humana puede enviar su proyección astral al cuerpo de un lobo asesino y donde doppelgangers y espíritus confusos son algo común.

Laura y JJ utilizan su magnífico laboratorio para ayudar a la gente a entender lo desconocido. Expediente X, que debutó en 1993 (meses después de que Beyond Reality finalizara), convirtió lo extraño y grotesco en algo comestible para el gran público. Beyond Reality nunca tuvo el carisma o el apoyo promocional de Expediente X, pero disfrutó quizá de mayor honradez y verosimilitud.

En realidad, la serie era una heredera más o menos directa de una más antigua producida por la ABC, El sexto sentido (1972), en la que Gary Collins interpretaba a un profesor universitario que se comunicaba con poltergeists, esqueletos vivientes y brujas.

Rodada en Toronto (Canadá), los primeros 13 episodios obtuvieron una audiencia respetable. La serie, que se emitía en Estados Unidos los viernes por la noche, fue prolongada otros 11 episodios y después renovada para una segunda temporada.

El concepto y los guiones fueron obra de los debutantes Richard Manning y Hans Beimler. Y no era una tarea fácil habida cuenta de que sólo disponían de media hora para narrar una historia y que el presupuesto era más bien raquítico. No había tiempo para discutir los guiones ni modificarlos una vez entregados, así que debían escribir rápido, pasarlo al director y ponerse con el siguiente episodio inmediatamente. En esas condiciones –comunes por otra parte a muchas series televisivas– escribieron historias sobre vampiros en el Londres decimonónico, un thriller en un submarino durante la Segunda Guerra Mundial, una farsa en un universo alternativo basado en una comedia televisiva de los cincuenta, un drama surrealista en blanco y negro, una experiencia cercana a la muerte interpretada como un musical de los años treinta…

Bonnie Hammer, la ejecutiva al cargo del programa (y que años más tarde sería uno de los nombres importantes en el Sci–Fi Channel) resultó fundamental a la hora de sostener una serie con un episodio piloto francamente mediocre y cuyos personajes no contaban con el glamour propio de los agentes especiales o los arqueólogos aguerridos. Al contrario, lejos de llevar un arma con la que enfrentarse a las amenazas, los dos protagonistas eran científicos bastante normales. Laura Wingate había viajado por todo el mundo estudiando diferentes culturas y religiones, acabando por creer en la existencia de otras dimensiones. El profesor JJ Stillman, de espíritu bastante menos aventuero, era psicólogo clínico y fiel creyente en la máxima de ver para creer, partidario de que cada paso de una investigación ha de ser minuciosamente analizado y categorizado. El contraste entre ambos personajes daba lugar a los esperados encontronazos.

Los casos a los que se tenían que enfrentar incluían un chico que contactaba con el fantasma de su padre, una mujer abducida por un ovni y una chica que atravesaba un portal dimensional. El primer problema evidente de la serie era su escasa duración: originalmente concebido para complementar otro programa de igual duración, media hora apenas daba para desarrollar convenientemente los temas y captar la atención de la audiencia. Los episodios se rodaban en cuatro días con muy poco dinero –segundo obstáculo–, lo que además significaba que no se podían contratar a estrellas invitadas con cierto relumbrón, las localizaciones eran escasas y los efectos especiales aplicados con cuentagotas. Considerando todo esto, la serie no lo hizo mal.

Los primeros episodios comenzaban con ese eslogan tan manido: La siguiente historia de actividad paranormal está basada en informes auténticos, línea que luego fue eliminada para permitir a los guionistas mayor libertad.

Una de las mejores historias fue Espejito, espejito, en la que una joven estudiante de aspecto mediocre llamada Anna (Nikki deBoer) se enamora de JJ y consigue proyectar su yo astral a través de un espejo, encontrándose allí un mundo paralelo en el que se convierte en una chica sexy y agresiva. El auténtico JJ deberá entrar en ese mundo y traerla de vuelta a la realidad antes de que el espejo se rompa y el portal dimensional se cierre para siempre. Agradecida al doctor por haberse preocupado por ella, Anna consigue gracias a esa experiencia una nueva y mejor apreciación del mundo real. Nikki deBoer, que más tarde formó parte del reparto de Star Trek: Deep Space 9 y La Zona Muerta, hizo un papel tan notable que se convirtió en presencia habitual en la serie interpretando a la extrovertida Celia Powell.

Otro episodio destacable por su intensa interpretación fue Asilo, escrito por Marc Scott Zicree ante las reticencias de la cadena de televisión, que temía las posibles consecuencias de un tema polémico como es el racismo. Errol Sue hacía el papel de un esclavo negro corriendo por su vida en un oscuro bosque en 1858. Muerto a manos de sus perseguidores blancos, su espíritu viaja hasta 1991 y entra en posesión del cuerpo de Mitchell, un hombre de negocios de color. Al principio parece que Mitchell sufre de un síndrome de personalidades múltiples pero pronto se hace evidente que lo que hace es tratar de expulsar al agresivo espíritu del esclavo.

Al fantasma le gusta el siglo XX y no está dispuesto a dejarse vencer. Laura convence al espíritu de que libere a Mitchell pero aquél se lamenta: No puedo regresar y vivir como un esclavo, a lo que Laura responde: Es lo que le estás haciendo a él . Dándose por fin cuenta de que su espíritu está dominando el cuerpo de un inocente, el fantasma regresa al siglo XIX y Mitchell recupera su cuerpo.

Asimismo memorable fue Anochecer, también escrito por Zicree. Mientras realiza un show de magia para niños, JJ se encuentra repentinamente transportado a un parque surrealista de ríos de color púrpura y bruma rosa, en el que viñas de aspecto maléfico trepan por los árboles. Allí encuentra a una niña aterrorizada, Miranda (Ashley-Ann Wood) que al instante confía en él y le cuenta que está asustada por la noche que se aproxima.

Los esfuerzos de JJ por tranquilizarla le despiertan sus propios sentimientos de culpa por no haber podido salvar a su esposa de un accidente fatal. JJ y Laura se dan cuenta de que las apariciones de la niña son gritos telepáticos de ayuda. El dúo rastrea la señal de Miranda hasta una casa en la que vive una anciana postrada en la cama. Es la auténtica Miranda, aterrorizada ante la proximidad de la muerte. JJ la coge de la mano y regresa con ella por última vez al extraño mundo, pero ahora el río es de color turquesa y la luna brilla sobre un bosque tranquilo. Sentado junto a la niña, el doctor calma sus temores por la noche que se acerca y le deja reposar la cabeza sobre su hombro para que pueda dormir… hasta que la anciana muere, sin miedo. JJ no puede salvarla, sólo guiarla hasta su muerte y, de esta manera, también consigue exorcizar sus propios remordimientos por la muerte de su mujer. Dirigida con talento por Eleanore Lindo, Anochecer es una connovedora historia sobre el miedo universal a morir.

Beyond Reality también murió, 44 episodios después, en 1993, tal y como había transcurrido, en silencio y sin aspavientos. Los creadores disfrutaron de una inusual libertad gracias a la ausencia de presiones por parte de la cadena porque nadie les prestaba demasiada atención. Pero claro, eso incluía también a los telespectadores. Y cuando los ratings de audiencia no acompañan, sólo hay una solución…

Expediente X abrió nuevos caminos en la ciencia-ficción paranormal y sigue siendo la serie más recordada y repuesta. Pero Beyond Reality, a pesar de la carencia de presupuesto, consiguió sus propios logros un par de años antes. Sólo por eso merece la pena mencionarla.

Copyright del texto © Manuel Rodríguez Yagüe. Sus artículos aparecieron previamente en Un universo de viñetas y en Un universo de ciencia-ficción, y se publican en Cualia.es con permiso del autor. Manuel también colabora en el podcast Los Retronautas. Reservados todos los derechos.

Manuel Rodríguez Yagüe

Como divulgador, Manuel Rodríguez Yagüe ha seguido una amplia trayectoria en distintas publicaciones digitales, relacionadas con temas tan diversos como los viajes ("De viajes, tesoros y aventuras"), el cómic ("Un universo de viñetas"), la ciencia-ficción ("Un universo de ciencia ficción") y las ciencias y humanidades ("Saber si ocupa lugar"). Colabora en el podcast "Los Retronautas".