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«La mujer invisible» («The Invisible Woman», 2013), de Ralph Fiennes

Junto a Sean Penn, Fiennes se ha convertido en uno de los actores-directores más interesantes del cine anglosajón. Tras el Shakespeare de derechas que nos endosó con su opera prima (Coriolanus, 2011), da un paso adelante creativamente y con La mujer invisible usa la historia real del affaire entre el novelista Charles Dickens y su amante más longeva, para retratar la relación de poder que se establece entre un artista famoso y egocéntrico y sus admiradoras con ansia de encarrilarlo.

El director se pone, con valentía, del lado de la amante anónima, interpretada por una simultáneamente etérea y carnal Felicity Jones. Y de paso, crea una obra de factura formal muy estimulante.

Sinopsis

Margate, Inglaterra 1885. Una mujer pasea por una playa desierta. Aislada por el mar y el cielo, camina como si quisiera olvidar, como si su vida dependiera de ello.

El reverendo William Benham (John Kavanagh) y un grupo de niños esperan su regreso en el hall de un colegio. Están ensayando la obra de teatro No Thoroughfare: A Drama in Five Acts escrita por Dickens y Wilkie Collins. La mujer es Nelly Wharton Robinson (Felicity Jones), esposa del director de colegio George Wharton Robinson (Tom Burke). Para Nelly, los ensayos están encendiendo recuerdos de una vida perdida, una vida que todavía la persigue.

Al volver de la playa su actitud distraída llama la atención del amable Benham, un entusiasta de Dickens, quien le pregunta cariñoso por su estado. La mente de Nelly viaja al pasado cuando su vida cambió al conocer a Charles Dickens (Ralph Fiennes).

Nelly, entonces Ellen Ternan, tiene 19 años y está actuando con su madre, Mrs. Ternan (Kristin Scott Thomas) y su hermana María (Perdita Weeks), en la adaptación de su amigo Wilkie Collins de la obra de Dickens (Tom Hollander) The Frozen Deep. Junto con la hija mayor, Fanny (Amanda Hale), los Ternans son una familia cultivada y alegre de actrices que hacen gira tras gira. Dickens se siente atraído por ellas de forma instantánea, particularmente por la joven, bella y serena Nelly.

En 2010, justo después de que Ralph Fiennes terminara su debut como director con Coriolano, donde también hacía de protagonista, Gabrielle Tang, la productora de su película, le propuso un nuevo proyecto como director.

Stewart Mackinnon, de la productora británica Headline Pictures dueña de los derechos cinematográficos de la biografía homónima de Claire Tomalin de 1990, estaba desarrollando The Invisible Woman. Su libro iba sobre una joven actriz, Ellen Ternan, que tuvo una larga y secreta historia de amor con Charles Dickens y que se reinventa a sí misma después de su muerte.

Mackinnon estaba trabajando para Christine Langan, responsable de BBC Films, junto con la talentosa guionista Abi Morgan. Sus trabajos incluyen Shame, La Dama de Hierro, y la serie de la BBC The Hour.

Landan reclutó a Tana como productora principal y Fiennes posteriormente se unió como director.

«Me conmovió la historia de esta mujer y su pasado secreto», comenta Fiennes sobre qué fue lo que le atrajo del proyecto. «Quería hacer una película sobre cómo Ellen Ternan se convirtió en la amante de Charles Dickens. Creo que la obra también trata sobre la vida de una mujer que sostiene una antigua relación en su interior, que la ha marcado para siempre y sobre la que es incapaz de hablar».

Al principio, Fiennes no tenía intención de interpretar él mismo a Charles Dickens. Tenía dudas, mientras que los demás ninguna. «¡No paraba de repetirle que debía de hacer Dickens, que había nacido para ello!», recuerda Tomalin.

El Charles Dickens que se muestra en The Invisible Woman es un hombre que posee una fuerte energía. No sólo hace malabarismos con su amante, con su matrimonio y con sus 10 hijos, sino que también mantiene un vigoroso ritmo de escritura, y trabaja como periodista, actor, director de teatro y abanderado social. «De alguna manera, eso probablemente me ayudó porque fui muy Dickens a la hora de organizar a la gente y hacer todo», nos cuenta Fiennes que tuvo que hacer el papel de director y protagonista. «Tenía todo controlado».

Se investigó y se diseñó meticulosamente el look del siglo XIX para la película que se rodó durante 10 semanas a comienzos del verano de 2012. Fiennes pensaba que el drama de esa época tenía que ser lo más real posible para la audiencia. Su forma de representarlo se puede ver en el papel pintado de las paredes o en el peso de la tela de los vestidos, así como asegurándose de que todas las cartas que Dickens quema en una escena sean reales, dobladas como si fueran auténticas.

La gente incluso gritaba los nombres reales de los caballos que corrían en el Derby Day de Doncaster de 1857. «Creo que si todo está muy detallado, al público le parece más real», comenta Fiennes.

Uno de los mayores puntos de referencia para inspirarnos fue el cuadro de William Powell Firth, The Derby Day de 1850. «Para sacar cada detalle tuvimos que utilizar unas lupas enormes», nos explica la directora de producción, Maria Djurkovic. «Uno con una langosta aquí, uno con un perro guía allá. Hemos intentado ser tan precisos como podíamos sin tampoco esclavizarnos. Hay un equilibrio y eso es lo que resulta divertido».

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Publicado previamente en Utero.Pe con licencia CC.

Copyright de imágenes y sinopsis © BBC Films, Headline Pictures, Magnolia Mae Films, Sony Pictures. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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