Guzmán Urrero
Quien haya leído este libro no podrá olvidarlo. Conocido por su faceta de biólogo, David George Haskell, profesor en la universidad de Sewanee, University of the South, Tennessee, ha escrito una de esas obras que representan de forma admirable la llamada Tercera Cultura, es decir, el punto de encuentro entre las artes y las ciencias.
Haskell es un científico, y alterna esa experiencia intelectual con la escritura de poesía. Para dar realidad a su sueño de combinar ambas facetas, pensó que los capítulos de En un metro de bosque (The Forest Unseen) debían entreverar la prosa literaria y el trabajo del naturalista.
El resultado es toda una proeza narrativa, que ahora podemos leer en un magnífico castellano gracias al traductor Guillem Usandizaga, responsable de trasladar a nuestro idioma la carga evocadora y sugerente del texto original.
En un metro de bosque fue galardonado en 2012 con el National Outdoor Book Award for Natural History Literature, y al año siguiente con el Reed Environmental Writing Award y con el National Academies Communication Award for Best Book. El libro es asimismo finalista del Pulitzer. Y dado que estos no son –ni mucho menos– galardones frívolos o coyunturales, uno encuentra en ellos la garantía de una obra excepcional.
Desde las primeras páginas, uno comprueba que Haskell es un divulgador científico de primera categoría. Tenga el lector en cuenta que hablamos de un estudioso que estudió Zoología en Oxford y se doctoró en Biología evolutiva en Cornell, donde fue alumno del gran William Hamilton.
Parque Nacional de Yosemite (King of Hearts, CC)
En todo caso, al margen del prestigio de su autor, la baza del libro reside en su originalidad. Inspirándose en la riqueza simbólica de un mandala tibetano, el autor elige una pequeña franja de terreno en el extremo occidental de la meseta de Cumberland, en Tennessee, y decide observarla con detenimiento, a lo largo de cuatro estaciones.
El desarrollo de esa idea resulta hipnótico, porque viene a ser un cruce entre Henry David Thoreau, Jean-Henri Fabre y E.O. Wilson.
Poco a poco, Haskell nos transmite una capacidad de observación y una inteligencia intuitiva dignas de un monje Zen.
Sin perder en ningún momento el asidero de la ciencia, consigue que la floresta se convierta en una profunda metáfora de la vida, que además nos permite remontar la línea de tiempo evolutiva. Ese círculo de vida, en constante mutación, refleja la totalidad del universo, y genera pura y simple fascinación.
Además de aplacar nuestra curiosidad zoológica, se advierte en la obra de Haskell una clara sensación de armonía, como si el naturalista jugara a convertirse en filósofo.
En un metro de bosque es un libro necesario, y seguirá siéndolo dentro de veinte años.
Sinopsis
Un hombre se sienta cada día durante un año en la misma piedra del mismo bosque, a veces bien abrigado contra el frío y la lluvia, otras a pleno sol, a veces sin que pase nada, otras asistiendo a acontecimientos increíbles, y lo narra en un libro. Un año oyendo cantar a los pájaros, viendo caer y nacer las hojas, siguiendo el trayecto de las hormigas y las libélulas, oyendo al fondo el ruido de la carretera o de una motosierra. En un metro cuadrado de bosque está el mundo entero, y en él empieza y termina este libro que, créalo o no, apasiona al lector como la mejor de las novelas y le descubre una realidad insospechada como el mejor de los ensayos.
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