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En honor de Salmún

Refiere Eugene Rogan en su libro Los árabes. Del imperio otomano a la actualidad (traducción de Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguíbar, Crítica, Barcelona) que durante el periodo en que fue gobernador otomano de Damasco Asad Pachá al-Azimi, a mediados del siglo XVIII, la ciudad alcanzó unos niveles de lujo, libertinaje y disolución hasta entonces nunca vistos. Las prostitutas, en contra de la tradición que las encerraba en los burdeles, habían ocupado buena parte de las calles y se paseaban, bullangueras y a menudo ebrias, en compañía de los soldados y en busca de cada vez más novedosas francachelas. Iban sin velos y con los cabellos al aire, en contra de los principios puritanos del Islam.

Hay que tener en cuenta que, en una cultura hondamente sexista, el hombre y la mujer se conocían de modo escaso. Las damas estaban en casa y salían con deberes precisos y cubiertas de la cabeza a los pies, rostro incluido. Sus maridos las encontraban en las alcobas. Si sabían algo del género bello, lo habían aprendido en los lupanares. Los contactos y encuentros eran entre varones en los lugares públicos y entre mujeres, en privado.

De ahí que la actitud del gremio de las rameras damascinas fuese una auténtica ruptura de las costumbres, las buenas y las malas. Se intentó reconducir el asunto por medio de la policía pero fue en vano, porque ellas contaban con la solidaridad de los soldados, es decir los cuerpos humanos de los cuerpos militares. Las chicas ocuparon las calles y aparecieron a cualquier hora en cualesquiera lugares.

De entre todas destacó la hermosa Salmún, envidia y modelo de las vecinas decentes. Lo prueba el hecho de que salmún se convirtió en un adjetivo asociado al prestigio. Un vestido o una joya salmún eran considerados unos modelos de refinamiento, elegancia, hermosura y precio. La prostitución alcanzó, según se ve, la calidad de un paradigma cultural.

La situación hizo crisis una tarde de 1744, cuando Salmún, algo achispada y luciendo sus prendas, se encontró con un cadí, suerte de juez de la época en el mundo árabe. Él la reprendió, ella se molestó y extrajo una daga con la cual amenazó a su señoría. A tiempo llegó la policía y la detuvo. Luego fue juzgada, condenada y ejecutada. El gobernador ordenó la masacre de las meretrices. La que no sucumbió es porque consiguió ocultarse o escapar.

Puede pensarse que la historia de la hermosa muchacha terminó mal. Pero, vista a la distancia y teniendo en cuenta la situación actual de la mujer en nuestras sociedades y las discusiones que todavía agitan el tema, Salmún no pudo pedir un final más heroico. Joven, guapa, valiente y perseguida por un poder que hoy vemos rasposo y despiadado, merece que la consideremos una antecesora en la lucha feminista. En efecto, sacar a las mujeres a la calle, admitir su derecho al placer a la par de los hombres, dejarla mostrar su cuerpo sin avergonzarse de ser una hembra y no dejarse injuriar por un hombre por el mero hecho de serlo, todo esto integra el código de las vindicaciones femeninas. Lo escribo en honor de Salmún, que honra no sólo a su género sino a la entera condición humana, a pesar de que su trabajo fuera considerado deshonroso por quienes lo pagaban, disfrutaban de él y atesoraban la honra de sus familias. Dejar la vida por defender la libertad pone a Salmún a nuestro lado.

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Blas Matamoro

Ensayista, crítico literario y musical, traductor y novelista. Nació en Buenos Aires y reside en Madrid desde 1976. Ha sido corresponsal de "La Opinión" y "La Razón" (Buenos Aires), "Cuadernos Noventa" (Barcelona) y "Vuelta" (México, bajo la dirección de Octavio Paz). Dirigió la revista "Cuadernos Hispanoamericanos" entre 1996 y 2007, y entre otros muchos libros, es autor de "La ciudad del tango; tango histórico y sociedad" (1969), "Genio y figura de Victoria Ocampo" (1986), "Por el camino de Proust" (1988), "Puesto fronterizo" (2003), Novela familiar: el universo privado del escritor (Premio Málaga de Ensayo, 2010) y Cuerpo y poder. Variaciones sobre las imposturas reales (2012)
En 2010 recibió el Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. En 2018 fue galardonado con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras a la Mejor Obra de Ensayo del trienio 2015-2017, por "Con ritmo de tango. Un diccionario personal de la Argentina". (Fotografía publicada por cortesía de "Scherzo")