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«Cuentos completos», de Kingsley Amis

En un artículo sobre Lucky JimChristopher Hitchens escribe que la novela de Kingsley Amis «ilustra la crucial diferencia entre el tipo de a pie y el hombre pequeño». El protagonista, Jim Dixon, «como su creador, no era un payaso, sino un hombre de sentimientos después de todo».

Los adjetivos que Hitchens aplica a Lucky Jim ‒hilarante, aleccionadora, poética…‒ también son válidos para sus relatos, antologados en Collected Short Stories (1978) y en Mr. Barrett’s Secret and Other Stories (1993), y vertidos a nuestro idioma por Impedimenta en este tomo que concentra el alma jovial y explosiva de Amis.

Es cierto que el vuelo de las páginas ‒su margen sin escritura‒ podría llenarse con anotaciones sobre la biografía del autor, tanto en lo que se refiere a sus aspectos más gratos como a su lado oscuro y decadente. En realidad, a la vista de algunos cuentos, no es difícil establecer algún que otro paralelismo entre la realidad y la ficción. E imagino que para el lector británico ese ejercicio será aún más tentador, dado que entre burlas y veras, Amis solía deslizar referencias o guiños personales en sus escritos.

Tratándose de un narrador que cultivó muchos géneros, desde el thriller de espionaje a la comedia universitaria, pasando por el policiaco y el relato fantasmal, a nadie le sorprenderá que este volumen atesore gemas de lo más variado. Como podrán comprobar, Amis era un creador inquieto, a quien le gustaba responder con lo inesperado, dejando claro que su lugar en las letras inglesas siempre fue excéntrico.

En oposición a los juegos vanguardistas, su prosa fue siempre clara, sin opacidades, pero eso no le impedía sacar chispas de cualquier asunto. De hecho, cada uno de estos veinticuatro cuentos parece responder a un desafío, pequeño o grande, y nos ayuda a comprender los pliegues y despliegues de la sociedad de su tiempo.

Amis sabe suscitar la curiosidad del lector, y en este sentido, hay sorpresas y giros inesperados (a veces malévolos) que se convierten en un acicate para releer algunas de estas narraciones. En su mayoría, estas comparten dos cualizades enlazadas, que acaban convirtiéndose en un rasgo de estilo: el ingenio y el escepticismo. Casi siempre, ambas actúan como un antídoto contra el aburrimiento, sobre todo cuando se dosifican con la habilidad y la pasión que fueron propias de Amis.

Cuando no se deja llevar por un total desenfado, su obra encarna dilemas morales, de modo que el escritor siempre nos está interpelando, como si en el umbral de su obra rechazase a los lectores pasivos, o a los inmunes a sus audacias.

Aunque sé que nadie puede difuminar a estas alturas la caricatura en la que hoy reconocemos a Kingsley Amis ‒alcohólico, misógino, reaccionario furibundo‒, la lectura de estos relatos, magníficamente traducidos por Raquel Vicedo, refleja una personalidad exuberante y culta. Tan compleja como profundamente humana.

Sinopsis

En palabras de Terence Donovan, «leer a Amis es como beber un trago de agua tras una caminata por el desierto. O mejor, como beber una cerveza, un bloody mary o un gin tonic».

Esta recopilación reúne por primera vez y en un solo volumen la totalidad de la prosa breve de Kingsley Amis, uno de los más reconocidos maestros de la edad de oro de la narrativa inglesa. Un agente literario es víctima de un misterioso secuestro. Unos hombres crean una máquina del tiempo para intentar averiguar a qué sabe la bebida en el futuro. El padre de Elizabeth Barrett Browning realiza un desesperado intento por impedir su matrimonio con el poeta. Un profesor de Literatura de Cambridge es en realidad un espía del MI5… Los relatos de Amis son oscuros, juguetones, conmovedores, sorprendentes. Escritos a lo largo de cinco décadas, y nunca hasta ahora publicados en castellano, estos cuentos alternan géneros como el misterio, el horror o las reflexiones satíricas sobre la vida y el amor desgraciado. En ellos descubriremos al mejor Amis: fino, satírico y mordaz, extremadamente inteligente y con un estilo implacable que pone al límite las posibilidades del lenguaje.

Sir Kingsley Amis nació en 1922 en el sur de Londres. Estudió en Oxford, y más tarde llegaría a ser catedrático en las universidades de Swansea y de Cambridge.

Amigo fraternal de Edmund Crispin y Philip Larkin (que moriría en casa de los Amis en 1985), fue uno de los máximos representantes del movimiento de los «Jóvenes Airados» o «Angry Young Men». Como muchos hombres de su generación, sirvió un tiempo en el ejército. Empezó su carrera literaria como poeta, aunque lo que le llevaría a la fama, en 1954, fue la publicación de su primera novela, Lucky Jim (galardonada con el Premio Somerset Maugham). En sus años jóvenes, Kingsley Amis fue estalinista y miembro del Partido Comunista. No obstante, posteriormente, coincidiendo con la invasión de Hungría por parte de la Unión Soviética en 1956, Amis se convirtió en un estridente anticomunista, siendo tachado incluso de reaccionario. Expuso su cambio de pensamiento político en 1967, en el ensayo Por qué Lucky Jim torció a la derecha (Why Lucky Jim Turned Right). Escribió más de cincuenta obras, entre ellas veinte novelas, seis volúmenes de poesía y sus Memorias, en 1991. También colaboró en la redacción de algunas de las novelas protagonizadas por el agente James Bond. Fue galardonado en 1986 con el prestigioso Booker Prize al mejor libro del año (Los viejos demonios), premio al que había estado nominado en dos ocasiones previas. En 1990 fue distinguido con la Orden de Caballero del Imperio Británico. Murió el 22 de octubre de 1995, en Londres. The Times lo considera uno de los diez mejores escritores ingleses posteriores a 1945.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.