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Crítica: ‘Sisu’ (2022)

Lo peor que ha traído la tabarra woke es un contramovimiento en principio bienintencionado y hasta necesario, pero en el que se han infiltrado los abusones de toda la vida, ahora disfrazados de combatientes por la libertad «políticamente incorrectos». Esto ha provocado algo tan insólito como que el extremismo en el sentido opuesto a lo woke ‒y ya en el terreno de lo inmoral: ser nazi‒ se vea en los abismos tuiteros como una opción respetable, e incluso canallita y traviesa. Sisu llega para recordarnos que los nazis son los malos, y que, como cualquier aficionado a los videojuegos sabe, zombis y nazis solo sirven como excusa para que disparemos ‒en la ficción, se entiende‒ a seres antropomórficos sin sentir remordimientos.

La sencillez extrema (la sinopsis que cabe en una frase) es la mejor baza de esta película finlandesa en la que convergen las influencias de varios héroes de los buenos tiempos (Mad Max, Rambo, Indiana Jones y hasta Terminator) dentro de lo que se puede calificar como un tebeo wéstern ambientado en la Laponia de la Segunda Guerra Mundial.

Sisu, aunque posee una factura correcta (¿todavía se dice eso de «factura»?), tampoco es que destaque por su brillantez técnica, dado que incluye unas secuencias de acción sangrientas pero poco ágiles, y mucho menos virtuosas. Visualmente gana más en el retrato, a gran escala, de la tundra lapona, postapocalíptico escenario de la película, casi siempre diurno, que supone un terreno de combate complicado para que el héroe se esconda y lance emboscadas sobre la expedición nazi que le intenta cazar, y que más tarde trata de escapar de él.

Dicho héroe, el silencioso Korpi, está interpretado por un maduro y monolítico Jorma Tommila que nos hace entrever cómo habría sido la cuarta película de Mad Max si la hubiera protagonizado Mel Gibson. Al menos al comienzo, porque lo que empieza como un wéstern de supervivencia se va transformando en una comedia negra cartoonesca cuando la resistencia, el ingenio y la suerte de Korpi se acaban revelando como sobrehumanas.

La película podría, acaso, verse como un canto nacionalista a la resistencia frente a los abusones extranjeros, quizá un mensajito a Putin de la (fugaz) Finlandia de Sanna Marin y su osada entrada en la OTAN, pero la cosa no trata tanto de política o romanticismo como de ver a un tipo reduciendo a pulpa roja a un puñado de malos malosos. Es más, los nazis de la película se retratan como un grupo de desperados que tienen claro que la guerra se acaba y la han perdido, y lo único que quieren son las alforjas repletas de oro que Korpi ‒un exsupersoldado reciclado en buscador del preciado metal‒ lleva a la capital. Por consiguiente, los sucios y desarrapados alemanes casi podrían haber salido de las páginas de una novela de Sven Hassel o, si se piensa bien, el film podría ser una nueva vuelta de tuerca de Los violentos de Kelly.

No se presta a mucho más análisis, ni lo pretende, este Suomi-western cuya meta es el entretenimiento sangriento y las ideas descabelladas de espíritu cómic europeo tipo Jeremiah o incluso de manga madmaxiano a lo Puño de la Estrella del Norte. Dejémonos seducir por la clásica y estéril valoración «tenía potencial para más» pero sin comernos más la cabeza; Sisu es una película sobre un superhombre venciendo a los soldados de la «raza superior», fórmula siempre satisfactoria y que sigue funcionando desde el nacimiento del Capitán América e incluso antes.

Sinopsis

Durante los últimos y desesperados días de la Segunda Guerra Mundial, un solitario buscador de oro (Jorma Tommila) se cruza con los nazis en una retirada al norte de Finlandia. Cuando los nazis le roban el oro, descubren rápidamente que no se han metido con un minero cualquiera. Aunque no existe una traducción directa de la palabra finlandesa sisu, este legendario ex-comando encarnará lo que significa sisu: una forma de coraje y determinación inimaginables frente a probabilidades abrumadoras. Y no importa lo que los nazis le echen encima, el escuadrón de la muerte de un solo hombre hará todo lo posible por recuperar su oro, aunque eso signifique matar a todos los nazis que se crucen en su camino.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).