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Crítica: «Kon-Tiki» (Joachim Rønning y Espen Sandberg, 2012)

En esta inspirada película de aventuras, Joachim Rønning y Espen Sandberg reproducen con gran fidelidad una peripecia que a muchos nos tiene fascinados desde la infancia: la odisea de la balsa Kon-Tiki, capitaneada por el explorador Thor Heyerdahl en aquella expedición que le llevó en 1947 desde Perú hasta Polinesia.

Tengo entre las manos mi libro de viajes predilecto, La expedición de la Kon-Tiki, en su edición española de 1952. Las páginas ya amarillean, pero el primer párrafo de la obra aún no ha perdido fuerza: «A veces –escribe Heyerdahl– nos encontramos en situaciones raras, sin saber cómo. Nos metemos en ellas paso a paso y del modo más natural, hasta que de súbito, cuando estamos ya enzarzados, el corazón nos da un vuelco y nos preguntamos cómo diablos pudo ocurrir aquello».

Este es el sentimiento que inspira la película que nos ocupa, entre cuyas peculiaridades figura su presupuesto, el más elevado en toda la historia del cine noruego. Por suerte para el espectador, esa inversión consigue que la cinta resulte espectacular, tanto en su reconstrucción de ambientes como en los efectos digitales empleados para animar a las criaturas del océano.

El guión de Petter Skavlan es emotivo y está documentado con rigor, pero no pierde de vista a un público familiar, necesitado de épica y diversión. En el papel protagonista, Pål Sverre Valheim Hagen encarna a Heyerdahl con entusiasmo, encanto, carisma y un punto de locura.

Sin embargo, aunque el reparto es tan eficaz como el ritmo narrativo, quien se lleva buena parte de los aplausos de la función es el operador Geir Hartly Andreassen. No es para menos: el modo en que Andreassen capta los paisajes de Noruega, Bulgaria, Tailandia, Estados Unidos, Suecia y las Maldivas es sencillamente prodigioso.

Sinopsis

Kon-Tiki es el relato de una de las aventuras más épicas del siglo XX. La película es la candidata por Noruega en la carrera de los Oscar en la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa.

La película se ha convertido en un auténtico fenómeno en su país donde la han visto más de 780.000 espectadores en 6 semanas (Noruega tiene 5 millones de habitantes) y ha recaudado más de 11.8 millones de dólares. La cinta está dirigida por Joachim Roenning y Espen Sandberg, los realizadores de Max Manus, y contaron con el mayor presupuesto que ha tenido nunca una película noruega: 16.2 millones de dólares.

Kon-Tiki nos sitúa en 1947, cuando el mundo se sorprendió por el entusiasmo del joven antropólogo y aventurero noruego Thor Heyerdahl al emprender una expedición asombrosa y peligrosa: un viaje de 8.000 kilómetros a través del océano Pacífico a bordo de la balsa Kon-Tiki.

Sus investigaciones durante los años que vivió en las Islas Marquesas con su esposa, le hicieron llegar a la conclusión que la Polinesia había sido colonizada por los habitantes de América del Sur, llegando desde el Este. Contra todas las opiniones de los expertos, Thor decidió probar su teoría, realizando él mismo, el legendario viaje. Después de reproducir el diseño de la balsa original, Thor y cinco amigos aventureros iniciaron el viaje desde Perú, teniendo que sobrevivir a las tormentas, tiburones y todos los peligros inimaginables que el océano les tenía reservados.

El viaje épico del Kon-Tiki marcó una generación que vivió a través de los ojos de Thor Heyerdahl una de las aventuras más épicas del siglo XX. Un viaje que el mismo protagonista rodó y presentó en un documental que ganó el Oscar en 1952.

También el libro fue un éxito, traducido a 70 idiomas y con más de 50 millones de copias vendidas.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de sinopsis e imágenes © 2012 Nordisk Film, Recorded Picture Company, Aircontactgruppen, DCM Productions, Solbakken, Roenbergfilm, Motion Blur, Henrik Bergesen, Film 3, Film i Väst y Filmlance International. Cortesía de A Contracorriente Films. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.