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Crítica: «Demonic» (Neill Blomkamp, 2021)

El ciberpunk, con sus realidades virtuales, implantes robóticos. inteligencias artificiales y corporaciones todopoderosas ya pasó de ser lo último de lo último a un género retrofuturista. Al contrario de lo que ha sucedido con los futuros soñados sobre la colonización espacial, nunca cumplidos, los avances en informática y telecomunicación han sobrepasado lo imaginado por autores como William Gibson, quien hace ya unos 20 años «se disculpaba» en un prólogo de Neuromancer por no haber incluido teléfonos móviles en la novela.

Vivimos en un futuro ciberpunk, y directores como Neill Blomkamp siguen utilizando elementos de este género para hablar de asuntos reales y actuales, más por estética que por otra cosa. Aclamado como el nuevo James Cameron en su momento, incluso como reemplazo juvenil y fresco del director canadiense (compitiendo contra él en los Oscars de 2009: Distrito 9 Vs Avatar), el sudafricano Blomkamp sufrió en sus carnes esa mecánica consistente en linchar al niño prodigio después de su primer éxito. No es que sus siguientes películas fueran precisamente maravillas, pero el citado linchamiento quizá fue excesivo, y acabó arrinconando al director a una serie de proyectos interesantes que nunca acaban de cuajar.

Demonic sorprende por los pocos elementos de ciencia ficción que incluye, teniendo en cuenta la dedicación de Blomkamp a los efectos especiales más punteros y los diseños futuristas espectaculares. Aquí lo que se nos presenta es una revisión en clave de serie B de La celda (2000), pero sin el despiporre estético del film de Tarsem Singh.

La idea de la película es que una mujer (Carly Pope, en una interpretación estupenda) se introduce en la mente de su madre comatosa mediante un aparato neuronal que utiliza entornos virtuales. El detalle visual más interesante es que los técnicos que llevan a acabo el experimento observan todo esto desde la perspectiva de un videojuego isométrico (como Los Sims). Una idea de ciencia ficción que en cualquier momento podría ser realidad, si bien el giro que propone Neill Blomkamp ya es menos plausible, ya que en este panorama neuro-cibernético hace su aparición un viejo demonio.

Así, Demonic acaba siendo una película más de criaturas demoníacas, posesiones y exorcistas a la sombra de los éxitos de James Wan, donde no acaba de integrarse del todo lo paranormal con lo cibernético (algo siempre difícil de conseguir, con tristes ejemplos como aquella vieja y olvidada cinta de los 90, Brainscan). El trasfondo de todo es un drama materno-filial y la superación de los traumas psicológicos que no funciona mal, pero no añade nada especialmente novedoso como para conmover al espectador.

Nunca llega a estar del todo claro qué modus operandi tiene el demonio de la película. Según avanza el film, parece que posee al tuntún, y el propio argumento se va transformando en una sucesión aleatoria de acontecimientos con la que cuesta conectar. Esto no sería un problema en una película de atmósfera onírica o surreal (pensemos en Bava, Argento o Lynch), pero no es este el caso, así que Demonic se acaba transformando en un entretenimiento de baja intensidad, aunque con algún momento de suspense efectivo y buenas interpretaciones.

Sinopsis

Una joven participa en un experimento para entrar en la mente de su madre en coma y acaba despertando los demonios del pasado de forma demasiado literal.

Un científico contacta con la hija de una asesina en serie para proponerle participar en la prueba de una extraordinaria tecnología experimental. El objetivo es introducirse en la mente de su madre, que en la actualidad se encuentra en coma, para comunicarse con ella. Pero el experimento no sale según lo planeado y acaba despertando los demonios del pasado de una forma demasiado literal… La joven acaba liberando demonios terroríficos cuando las fuerzas sobrenaturales en la raíz del conflicto de décadas entre madre e hija se revelan sin piedad.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).

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