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Crítica: «Astérix: la residencia de los dioses» (Alexandre Astier y Louis Clichy, 2015)

En la Guerra de las Galias, Julio César (maestro total de la guerra y el marketing) logró doblegar a los galos pese a luchar en inferioridad numérica, todo a base de estrategia, disciplina y astucia. Fue una de las primeras derrotas en la larga tradición perdedora de Francia, uno de los países más desafortunados en lo bélico ‒si olvidamos a Napoleón‒ y más fáciles de conquistar.

Los célebres tebeos de Astérix se podrían ver, si no fuera por su naturaleza cómica, como una fantasía revanchista en la que una aldea gala resiste y humilla a las tropas romanas. Eso sí, incluso en dicha fantasía, inicialmente inspirada por el gaullismo, los héroes han de echar mano al doping, bebiendo una suerte de metanfetamina que los transforma en célticos berserkers.

Dentro del humor y la parodia, La residencia de los dioses (basada en la historieta homónima de 1971) es, quizá, una de las historias más “realistas” de Astérix, mostrando en clave humorística cómo las invasiones exitosas no son sólo cuestión de armas, sino también de bolsillo y propaganda.

El dinero de los turistas romanos que acuden a un complejo vacacional cercano a la aldea de Astérix logra lo que no consiguieron los legionarios: que los galos acepten al invasor y quieran hacerse ciudadanos romanos.

Por otro lado, en la película se muestran otras situaciones reales en la historia romana: la inclusión de publicidad en el circo, las quejas “sindicales” de los legionarios destinados en el extranjero, el inesperado mal negocio de pasar de esclavo a trabajador libre o los balnearios a los que se iban los romanos en sus vacaciones.

Como ha sucedido recientemente con Mortadelo y Filemón, Astérix regresa al ámbito de la animación tras una serie de películas “de imagen real” de calidad discutible. A pesar de tratarse de animación 3D, lo cierto es que, estéticamente, el film es un acierto, pues adapta a la perfección las características de la obra Goscinny y Uderzo, en especial la “actuación” de los personajes, desde los muy italianos legionarios a las muy francesas discusiones entre los tenderos galos.

A pesar de un par de chistecillos modernos (Panorámix y Obélix imitando a Gandalf y Hulk, respectivamente), La residencia de los dioses es una historia 100% Astérix, brillante en lo técnico e imprescindible para los fans del personaje.

Sinopsis

Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia esta ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre detienen al invasor.

Exasperado por la situación, Julio César decide cambiar de táctica: como sus ejércitos han sido incapaces de imponerse por la fuerza, será la misma civilización romana la que se encargará de seducir a los bárbaros galos. Para ello, ordenará construir al lado de la aldea una lujosa residencia para romanos: «la residencia de los Dioses».

¿Podrán nuestros amigos galos resistirse a la tentación del dinero y el confort romano?.

¿La aldea se convertirá en una simple atracción turística?.

Astérix y Obélix tendrán que esforzarse para frustrar los planes del César.

El fenómeno de Astérix

La trayectoria de Astérix comenzó en 1959, con una primera aparición en el número cero de la revista Pilote.

Albert Uderzo lo recuerda así: «Conocimos a François Clauteaux, que quería crear una revista para los pequeños franceses. En aquel entonces, a excepción de títulos belgas como Tintin y Spirou, los diarios estaban llenos de cómics americanos. En aquella época de posguerra, en la que las influencias eran muy fuertes, quería que los pequeños pudieran leer historietas en las que predominara la cultura francesa.»

A pocas semanas del 29 de octubre, los autores René Goscinny y Albert Uderzo se encontraban sometidos a una gran presión. Y es que debían superar un gran desafío: crear una serie de cómic original nacida de la cultura francesa. Ya habían trabajado en Las Aventuras de Renard el Zorro (Le Roman de Renard), pero supieron que otro autor de cómic ya había explotado esta historia. Solo disponían de 3 semanas para crear un personaje. Se preguntarón muchas veces sobre la imagen de su héroe, sobre su rostro, su personalidad, sus raíces. Hacía falta un villano que no fuera fuerte ni musculoso, que no fuera demasiado grande ni demasiado inteligente, pero que fuera malo… Tras muchas reflexiones, comenzaron a revisar la Historia de Francia. Y de pronto, la época de los Galos, con sus nombres de sonoridad cantarina y divertida, se impuso ante ellos.

René Goscinny cuenta: «Esos galos que, curiosamente, en cierto modo habían sido olvidados en Francia, nos parecían un tema lleno de posibilidades. Inspirándonos en el nombre de Vercingétorix, recuerdo de las primeras lecciones de Historia de nuestra infancia, pronto bautizamos a nuestros personajes: Astérix, Obélix, Panoramix y otros acabados en «ix». Nuestros romanos tenían todos nombres acabados en «us», como por ejemplo, «Encorutilfaluquejelesus». Sus pueblos, nombres que acabaran en «um»: Babaorum, Aquarium o Petibonum».

Así nació Astérix. Debía ser solitario, ya que no querían a ningún personaje valedor. Pero Albert Uderzo es testarudo y acabo díbujando a uno de esos galos grandes y fuertes que tanto le gustan: sería Obélix.

Rápidamente, esta serie de cómic, Las aventuras de Astérix el Galo, adquirió un éxito increíble: el primer álbum fue publicado en 1961 y vendió 6.000 ejemplares, y 10 años más tarde, el 17º. álbum, La Residencia de los Dioses, vendería más de un millón de ejemplares.

El cómic, ahora de culto, hizo que Astérix el Galo fuera conocido en todo el mundo.

El año 1977 marcó la trágica desaparición de René Goscinny, el guionista, pero Albert Uderzo, a petición de los lectores, decidió continuar con la serie. Creó otros 9 álbumes. En 2013, Uderzo se retiró y confió sus personajes a una nueva pareja: Jean Yves Ferri y Didier Conrad, quienes completaron Astérix y los Pictos. Publicado en 24 idiomas, fue todo un éxito internacional.

A día de hoy, la serie de cómic cuenta con 35 álbumes traducidos a más de 110 idiomas y dialectos, habiéndose vendido un total de 355 millones de álbumes en todo el mundo. Esto representa 13.000 toneladas de cómics, es decir, ¡un equivalente en peso de 13 millones de jabalíes, con lo que bien podríamos satisfacer el apetito de Obélix!

Por otro lado, más de 100 millones de espectadores ya han seguido las aventuras de Astérix en la gran pantalla gracias a las 4 películas de acción real y a sus 8 películas de animación.

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © 2014 Warner Bros. Pictures International España. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).