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Crítica: «Al encuentro de Mr. Banks» (2013)

Hace muchos años que vengo defendiendo el legado del universo Disney, y hace también muchos años que esperaba una película que retratase la personalidad de su fundador.

En Al encuentro de Mr. Banks (Saving Mr. Banks), Disney, encarnado de forma inmejorable por Tom Hanks, viene a ser una figura en segundo término. Quien ocupa siempre el primer plano es Pamela Lyndon Travers (Emma Thompson), la creadora de Mary Poppins, que visita Los Ángeles en 1961 para vender –o no– los derechos de su creación al padre de Mickey Mouse.

Divertida y conmovedora a partes iguales, la narración, bien graduada por el director John Lee Hancock, fluye en dos tiempos: ese periodo hollywoodense de Travers, una dama inasequible, triste y contradictoria como pocas, y la infancia de la escritora en Queensland, Australia, en torno a 1907, que viene a ser una versión oscura de Ana de las Tejas Verdes.

Aunque sea tentador, no les adelantaré detalles que arruinen el efecto emocional de la película. Sólo aportaré este dato: quien impulsa dramáticamente buena parte de la acción es Travers Robert Goff (un espléndido Colin Farrell), el padre de la novelista, un hombre soñador, generoso y noble, pero asimismo víctima de su temperamento celta, que genera en él un impulso temerario y autodestructivo.

En Al encuentro de Mr. Banks, la reconstrucción histórica es admirable, y lo mismo puedo decir sobre el diseño de producción de Michael Corenblith y la hermosa partitura de Thomas Newman. Pero la auténtica baza del film es su reparto.

Desde que se ilumina la pantalla, asistimos a un match de boxeo interpretativo entre los dos actores principales… Hanks mimetiza los gestos y el habla de Disney con carismática naturalidad, y Emma Thompson –ay, Emma– nos regala uno de esos recitales que tanto agradece cualquier amante del buen cine.

Gracias a los secundarios, la fiesta continúa. Ruth Wilson encarna a la madre de Travers por medio de miradas que oscilan entre la ternura y la desesperación. Paul Giamatti compone de forma adorable a Ralph, el chófer de la escritora. Bradley Whitford está soberbio como Don DaGradi, el guionista de Mary Poppins, y Jason Schwartzman y B. J. Novak interpretan con mucha gracia a los hermanos Sherman, compositores de la música y canciones del mítico film.

Completa el elenco una niña tremendamente expresiva, Annie Rose Buckley, que personifica a P.L. Travers en su infancia.

Quizá alguien me diga que se podría prescindir de ciertos momentos de sobrecarga emotiva. No lo creo así: más allá de la dulcificación disneyana, el mismo exceso queda documentado en el libro en que se basa la película, Mary Poppins, She Wrote, de Valerie Lawson.

En todo caso, quedan advertidos los padres con hijas pequeñas: el kleenex es aquí indispensable.

Dejo para el final una recomendación bastante obvia: por bueno que sea el doblaje de esta cinta, procuren verla en versión original. Las canciones, los acentos y la caracterización de los actores así lo merecen.

Sinopsis

Cuando las hijas de Walt Disney le pidieron que hiciera una película de su libro favorito, Mary Poppins de P.L. TraversWalt les hizo una promesa. No sabía entonces que iba a tardar nada menos que 20 años en cumplirla… En su empeño por obtener los derechos, Walt Disney se enfrenta a una escritora cascarrabias e inflexible que no tiene la más mínima intención de que la maquinaria de Hollywood estropee a su adorada niñera mágica. Pero los libros dejan de venderse y el dinero escasea. Así que Travers acepta de mala gana viajar a Los Ángeles y escuchar los planes de Disney para adaptar su obra.

Durante esas dos semanas de 1961, Walt Disney utiliza todos los recursos a su alcance. Pertrechado con los guiones gráficos más imaginativos y las alegres canciones de los hermanos ShermanWalt lanza un ataque total contra P.L. Travers, pero la obstinada escritora no cede ni un ápice. Walt empieza a perder la esperanza, ya que Travers se muestra cada vez más inflexible. Y los planes de adquirir los derechos empiezan a desvanecerse.

Pero Walt comprende que debe indagar en su propia infancia para descubrir la verdad sobre los fantasmas que obsesionan a la escritora. Juntos consiguen liberar a Mary Poppins de sus ataduras para hacer una de las películas más entrañables de la historia del cine.

Inspirada en hechos reales, Saving Mr. Banks es la extraordinaria y desconocida historia de cómo llegó a la pantalla Mary Poppins, el clásico de Disney, y la complicada relación que el legendario Walt Disney tuvo con la escritora P.L. Travers, que estuvo a punto de hacer naufragar la película.

Refiriéndose a la premisa de la película, el director John Lee Hancock dice: «Es una historia realmente fantástica, pero no cuenta cómo se hizo Mary Poppins. No estamos en un plató con una joven Julie Andrews y Dick Van Dyke. Nuestra historia nos lleva 2-3 años atrás antes de que empezara el auténtico rodaje de la cinta.

«Walt Disney supo ver el potencial de la película y por eso luchó tanto con P.L. Travers para conseguir los derechos. Esa es nuestra historia, un relato imaginario sobre una película entrañable, su propia historia y personajes, y los orígenes de lo que se convirtió en una película extraordinaria que marcó un hito en la historia del cine. A un nivel más profundo, también narra la aventura de dos guionistas y Disney tratando de averiguar por qué P.L. Travers se muestra tan celosa de su historia y de la imagen de un padre al que adoraba», concluye Hancock.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Walt Disney Pictures, BBC Films. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.