William Friedkin (Chicago, Illinois, 29/08/1935) es uno de esos cineastas (como Robert Aldrich, se me ocurre) atrevidos, expuestos, osados, cuya obra contiene un cierto punto de insanía tan interesante como incómodo para el gran público e industria, y que dio, sin embargo, para ellos, en los primeros años de su carrera, dos títulos de éxito universal: French Connection (1971) y El exorcista (1973).
Recientemente se ha editado en Blu-Ray en nuestro país su film (su autoría comprende dirección y producción) Carga maldita (Sorcerer, 1977), que supuso una nueva adaptación de la novela de Georges Arnaud, Le salaire de la peur, que ya dio lugar a un auténtico clásico del cine, El salario del miedo, dirigido por Henri-Georges Clouzot (a quien Friedkin dedica, respetuoso, su film) en 1953.
Es la película de Friedkin, motivo de este desaliñado comentario, un film sobre la supervivencia y la desesperación de hombres valientes, rotos, quienes, arrastrados por el Destino, desde distintos extremos del mundo y de la vida, hasta un sumidero, pugnan por redimirse, exponiendo el último resto que les queda: su propia existencia.
El magnífico reparto internacional que habita Carga maldita lo lideran los rostros pétreos de Roy Scheider (a quien Friedkin ya había dirigido y valorado en French Connection) y de nuestro Paco Rabal (a quien el director de Chicago le ofrecía una oportunidad pareja a la que había permitido acceder pocos años antes a Fernando Rey).
Si el primero encarna al héroe trágico de una pieza, que se mantiene invariable desde el principio hasta el final de la historia, el segundo expone la evolución de un personaje que parte de una posición inicial fría y distante, impasible y escrutador, hasta, al ir perdiendo a golpes su coraza, descender al barro de la cercanía.
Por el camino de Carga maldita, y de la mano de sus dos protagonistas principales, se aprende que sobre la desconfianza se puede edificar la amistad. A las presencias rotundas de todos sus personajes, se suma la relevancia destacad del montaje del film, tan arriesgado como modélico por su eficacia a la hora de transmitir el suspense y de crear el clima idóneo, la atmósfera corrompida y asfixiante de la película. No es escasa, tampoco, la contribución de la música de los míticos Tangerine Dream al logro de completar una película tan compleja e interesante como entretenida y reconocida con cicatería.
PD: si siempre es recomendable ver las películas en versión original, en el caso presente la recomendación se hace imperativa. Tanto por la riqueza del soundtrack original (el film está dialogado en, al menos, cuatro lenguas distintas y fue nominado al Óscar al mejor sonido), como por la paupérrima calidad del doblaje español.
Sinopsis
Cuatro fugitivos de la ley, de distintas nacionalidades, llegan a refugiarse por distintas circunstancias a un pueblo remoto en Venezuela, el cual sobrevive de la única fuente de trabajo, las instalaciones de una compañía petrolífera. Un pozo petrolífero ubicado a unos 300 km de distancia se incendia y la única posibilidad de extinguirlo es con explosivos. La compañía busca a cuatro hombres que puedan conducir camiones pesados, para trasladar cajones con cartuchos de dinamita hasta el pozo incendiado. Se presentan numerosos postulantes, quedando al final elegidos los cuatro extranjeros. El salario ofrecido son 10.000 dólares y un pasaporte legal con el cual podrían abandonar el país y retomar sus vidas.
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