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«Almas y cuerpos», de David Lodge

Hay preguntas que, en otro tiempo, no era fácil contestar. Preguntas directas, con un eco moral. Por supuesto, era mejor evitarlas, a no ser que uno fuera un anciano sacerdote y el calendario nos sitúe en 1952.

El escenario es la iglesia de Nuestra Señora y San Judas, al norte del Soho londinense, y quien aquí plantea la duda ‒quizá debiera empezar por ahí‒ es un joven interesado por el sexo opuesto: «Por favor, padre, hasta dónde se puede llegar con una chica?».

A eso se le llama curiosidad: una virtud que no siempre era deseable en las horas de catequesis. Sobre todo ‒lo repito‒ en aquellos tiempos.

«¿Hasta dónde se puede llegar?» es, además, un concepto flexible, especialmente en el mundo católico de la segunda mitad del siglo XX. Un mundo que, además, cambió sus herramientas sociales y casi toda su instalación litúrgica de arriba abajo. Los veteranos recordarán un término, aggiornamento («actualización»), puesto de moda durante el Concilio Vaticano II. Hasta los más refractarios lo aceptaron con santa paciencia. Si hay que cambiar, se cambia, y en este caso, además, el aggiornamento tuvo un inevitable efecto en las costumbres.

¿Cómo impactó esa profunda renovación en los jóvenes que se hacían la pregunta de marras? De eso trata esta novela de David Lodge, en la que asistimos la maduración ‒entiéndase también en el sentido carnal‒ de un puñado de personajes que van cuestionando la doctrina, sobre todo cuando esta no encaja del todo en su vida cotidiana.

De los cincuenta a los setenta, los protagonistas dan un salto formidable. ¿Afecta eso a su modo de entender la fe? Es evidente que sí. De hecho, el propio Lodge participa en el relato, guiñándonos el ojo aquí y allá, y por supuesto, poniendo entre signos de interrogación las inquietudes de esos católicos de la vieja escuela, enfrentados a un nuevo panorama en el que la liberación sexual y el control de la natalidad se convirtieron en norma.

A lo largo de estas páginas, comprobamos cómo se olvidan los antiguos sermones, cómo los protagonistas bracean hacia nuevas orillas y cómo van aceptando otros acercamientos al placer, o en su caso, a la trascendencia.

La novela de Lodge explora todos estos dilemas a través de ese grupo de diez jóvenes, a quienes conocemos a lo largo de un par de décadas. A medio camino entre la narración y el comentario social, Almas y cuerpos utiliza un recurso arriesgado ‒el narrador intrusivo‒, pero eso hace que fluyan con naturalidad las referencias históricas. No sé si hay el mismo acierto en el reflejo de todos los episodios sexuales, pero entiendo que ese es el meollo de la obra, así que el lector ya sabe a qué atenerse. Es el autor quien decide centrarse en esa refriega, que además nos reconcilia ‒ay‒ con los cambios de temperamento y de interés que conlleva siempre la edad.

Sinopsis

Traducción de Mariano Peyrou

Una trama magistral que reflexiona sobre las contradicciones que asolan al ser humano en su búsqueda del sentido de la vida, y que expresa su eterna pregunta: ¿hasta dónde se puede llegar?

Década de los sesenta: un grupo de jóvenes católicos ingleses educados en la fe, la castidad y la «inocencia espiritual» ven flaquear sus creencias en plena revolución sexual: Michael, atormentado por la culpa; Polly, de gran apetito sexual; Dennis y Angela, la viva imagen de la rectitud cristiana; Adrian, intransigente y heroico; Violet, hundida en la depresión; Ruth, que nunca parece interesarles a los chicos, y Miles, que lleva años esperando a que le gusten las mujeres, son un ejemplo de los miles de estudiantes que sufrieron en sus carnes el dilema entre virtud y pecado. No es una época fácil para mantenerse fiel a las costumbres y la tradición. Por un lado, están el sexo y la píldora; por otro, la Iglesia tradicional. El deseo carnal y el mundo moderno entran en conflicto con la vergüenza de decepcionar a Cristo y el miedo al infierno.

Almas y cuerpos, ganadora del Premio Whitbread, retrata, con un ingenio afilado, la transformación social que se produjo tras el Concilio Vaticano II y la encíclica papal contra la anticoncepción.

David Lodge nació en Londres en 1935, en el seno de una familia católica muy tradicional.

La Segunda Guerra Mundial marcó profundamente su infancia, ya que durante el conflicto su madre y él fueron evacuados a Surrey y a Cornualles. Se licenció en Letras por el University College de Londres y se doctoró en la Universidad de Birmingham, donde enseñó en el Departamento de Inglés desde 1960 hasta 1987, fecha en la que se retiró para dedicarse exclusivamente a la literatura. Toda su obra de ficción se caracteriza por sus fuertes tintes autobiográficos, hecho que ya se refleja en su primera novela publicada, The Picturegoers (1960), en la que retrata la vida de una familia católica afincada en el sur de Londres. Su narrativa suele satirizar la vida académica, como en la Trilogía del campus, compuesta por Intercambios (1975), El mundo es un pañuelo (1984) y Buen trabajo (1988), de las cuales las dos últimas fueron finalistas del Premio Booker. También destacan Fuera del cascarón (1970) y ¿Hasta dónde puedes llegar? (1980), ganadora del Premio Whitbread y que Impedimenta publicará próximamente.

Asimismo, Lodge ha escrito biografías noveladas de escritores notorios: ¡El autor, el autor! (2004), que indaga sobre la vida y obra de Henry James, y que gozó de una amplia resonancia entre la crítica y el público; o su última novela, Un hombre con atributos (2011), que analiza la vida y amores del novelista H. G. Wells. Lodge también ha realizado importantes aportaciones en el ámbito de la teoría y la crítica literaria, y es autor de uno de los manuales de referencia en este género: El arte de la ficción (1992), un compendio de artículos en los que analiza los mecanismos narrativos de grandes obras de la literatura. Igualmente, su actividad se ha extendido a la escritura de guiones para televisión y obras teatrales.

David Lodge es miembro de la Real Sociedad de Literatura y ha sido nombrado Comendador de la Orden del Imperio Británico y Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres en Francia. Actualmente reside en Birmingham, donde sigue escribiendo.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.

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